Catástrofe
Cómo influyeron las calamidades naturales o las pandemias en la literatura y en la filosofÃa que alentó el dominio de la naturaleza, sobre la que advirtió la primera ciencia ficción.
Pablo Capanna nació en Florencia (Italia) en 1939, y desembarcó en Buenos Aires como inmigrante cuando tenÃa diez años. Pasó su adolescencia en Ramos MejÃa, estudiando Comercial y dibujo de historietas por correo. Llegó a Perito mercantil pero nunca a historietista, porque desistió poco antes del examen final.
A la hora de elegir carrera pensó en ser psicólogo, pero cuando supo de qué se trataba, optó por FilosofÃa. Estudió en la Universidad de Buenos Aires, mientras trabajaba cn el Ferrocarril Belgrano, y en 1964 obtuvo su tÃtulo de Profesor de FilosofÃa.
Sus primeras experiencias docentes las hizo como profesor polirrubro en la Escuela Técnica de Ford en Gral. Pacheco. Para entonces se habÃa casado, tenÃa dos hijos y habÃa echado raÃces en José C. Paz.
El resto de su carrera la hizo como profesor universitario de la UTN, pero todas sus investigaciones las realizó de manera independiente e informal. Tras un breve paso por las universidades privadas se incorporó a la UTN de Buenos Aires, donde tuvo su cátedra de Integración Cultural desde 1967 a 2004. Pasó por casi todos los estamentos y sobrevivió a los gobiernos más caprichosos hasta jubilarse y dedicarse de lleno a los libros.
Entre 1971 y 2001 también integró el Consejo de Redacción de la revista Criterio. donde no sólo hizo crÃtica de libros y escribió editoriales; la benevolencia de sus colegas le permitió publicar trabajos que otros medios jamás hubieran publicado.
En los años ochenta también fue columnista en las recordadas revistas de Marcial Souto, El Péndulo y Minotauro, donde completó su aprendizaje como escritor. Más tarde, escribió circunstancialmente en ClarÃn, La Nación y El PaÃs de Montevideo. Durante quince años, entre 1998 a 2014, fue columnista del suplemento Futuro de Página 12, cuando lo dirigÃa Leonardo Moledo.
Desde hace 53 años sigue felizmente junto Graciela Carta, superando a duras penas la pérdida de sus hijos Daniel y David.