Huangdi, el Emperador Amarillo, supo repentinamente que en el agua negra del pozo profundo había un fantasma. Sus sirvientes sólo escucharon el croar de una rana, pero en el croar el emperador escuchó claramente estas palabras: “tu alma no se apaciguará hasta que hayas cazado el ciervo de luz”. Huangdi acechó al ciervo muchos años y en muchos sitios de su vasto reino, y cuando finalmente le dio caza, al beber su sangre caliente, percibió que el mundo era pálido y desabrido. Pensó que eso no estaba bien y creció en su mente la idea de insuflarle al mundo un sentido potente y fecundo, que lo hiciera infinitamente complejo y humano. Llamó a su sabio Cangjie y le mandó inventar la escritura. Cuando cada paisaje, cada estrella, cada sentimiento y cada criatura tuvieron un signo escrito que los aludiera, la realidad ya no sería la misma, sino que se habría convertido en un mecanismo inasible y apasionante.

Así fue que el Emperador Amarillo no aceptó la realidad que había recibido. La consideró un mandato que le era impuesto y, como soberano, no estaba dispuesto a recibir órdenes de otros.

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El tao del Tigre

Como todos los signos del horóscopo chino, el Tigre es una configuración, un estilo y un método, una lógica, un modo de existencia. Los chinos tienen para ello un término que lo designa mejor, pero es intraducible: tao.

El tao del Tigre no determina de un modo cerrado. Entre el tao del Tigre y lo que termina sucediendo, hay una relación de gravitación, propensión, antes que de un destino inefable.

El tao del Tigre procede alimentado por principios organizadores. Por ejemplo, un tipo de energía, la energía Tigre, que se diferencia por su robustez, su agresividad y su despliegue.

Se trata de un principio organizador, no de una característica. Así, decir que un Tigre es un animal con gran energía, puede conducir a un error. Es más adecuado concebir que la energía —su energía— es un tema crítico para el Tigre.

El imperio soberano sobre la realidad es otro de los motores del tao del Tigre. Es aquello que le hace rechazar el mundo al que nació. El Tigre necesita apropiarse del mundo, y para hacerlo propio, lo transforma, utilizando el poder que le otorga su energía.

Con su poder, el Tigre caza, atrapa, domina algo nuevo, una clave que hace de la realidad algo diferente a lo que era. La sociedad ya no fue la misma desde Marx, la mujer ya no fue la misma desde Marilyn Monroe, la música no fue la misma desde Beethoven –tres Tigres–.

Con su energía, el Tigre capta un sentido y ese sentido le otorga el poder de modificar, revolucionar, reinaugurar la realidad. Así, para el Tigre aquello que da sentido es poder.

 

El salto del Tigre

El tao del Tigre procede pasando de un estado a otro del mundo a través del Arrojo. Es menos apropiado decir que el Tigre es arrojado, que comprender que el Arrojo es un asunto decisivo para los Tigres. Algunos Tigres viven sometidos al miedo que lo produce el Arrojo, mientras otros se la pasan arrojándose una y otra vez, sin cálculo ni reflexión, pero todos están habitados por el tema del pasaje de un estado a otro.

Los Tigres que temen saltar son aquellos que se niegan a perder lo que tienen atrapado en sus garras; los más proclives a saltar al vacío son adictos a aventurarse en mundos desconocidos, más allá de la frontera final.

Así, 2022 será un año que invitará a empezar cosas, lo que se parecerá a iniciar una nueva vida: empezar a estudiar saxo, meterse en política, jugarse a publicar la investigación de hace 15 años, hacerse monje, meterse en el gimnasio para cambiarse el cuerpo para siempre, comprar las máquinas y hacerse tatuador. Asumir la autopercepción de mujer, hombre, renacuajo, escritora, lobo, ser de luz. Construir la casa, aunque sea una carpa, un complejo de contenedores, o la casa soñada en el acantilado. Arrojarse a terminar la carrera. Arrojarse a tener un hijo. Arriesgarte a competir por el cargo de tu jefe, poniéndotelo en contra e iniciando una carrera de ascenso.

En el tao del Tigre un nuevo camino de aquí en adelante puede iniciarse de un modo negligente, pero existe un recurso a la mano de todos: la inspiración.

En el Año del Tigre es la inspiración la que hace aparecer un camino con corazón. La inspiración es el sentido que el Tigre caza, captura y domina. Puede ser un sentido nuevo o tal vez un antiguo sentido al que no se le encontraba la utilidad.

 

El yinyang del Tigre

En una realidad que funciona con la dinámica del yinyang, el Tigre es uno de los taos en que los opuestos son más extremos (el otro es la Cabra).

El yin ejerce una influencia marcada en algunas personas nacidas en los años 1902, 1914, 1926, 1938, 1950, 1962, 1974, 1986, 1998 o 2010, dotándolos de la penumbra de la jungla como hábitat natural —allí donde las cosas permanecen inmóviles, expectantes, suspendidas bajo el dominio del Tigre–.

En otros Tigres, el yang se enciende en expansión y fulgor. No tienden trampas, sino que cazan a campo abierto, bajo el sol, al viento. No esperan que las cosas sucedan, van hacia ellas.

En el tao del Tigre la templanza se consigue —con la dificultad de domar un Tigre— en la armonización de las dos fuerzas. En la piel del Tigre está la cifra: el yin son las rayas negras como barrotes que encarcelan el oro que asoma en las rayas doradas. Sin la contención de la cárcel del yin, el oro se perdería en un derrame. Sin el oro del sentido, el yin es sólo muerte.

El yin del Tigre tiene la desafiante misión de ser guardián, evitando convertirse en guardia carcelero.

El yang del Tigre tiene el reto de permitir que lo aconsejen, de hacer silencio, quedarse quieto a veces, apaciguarse.

Este será el juego de este año, la armonización (no el equilibrio, que busca lo estático) entre tendencias poderosas que, liberadas a su naturaleza, pueden producir cataclismos.

En el último Tigre de Agua, 1962, el planeta estuvo a la distancia de una apretada de botón, de la guerra nuclear en los días de los Misiles de Octubre.

El destino no es inefable en el horóscopo de los chinos. Todo estaba servido para el desastre aquel octubre, y los hombres tuvieron la sensatez de evitarlo.

La predicción consiste en conocer con la mayor claridad posible el tao que se atravesará. El tao del Tigre no aceptará el mundo tal cual está servido en 2022. No se someterá a la pandemia, ni a los agroquímicos liberados, ni a los africanos ahogándose para llegar a Europa, ni el hipercontrol del neoliberalismo y del socialismo, ni al dominio de la especie humana sobre las demás especies, ni a la vida tal cual nos han obligado a aceptarla.

Pero hacia dónde saltará el Tigre, lo decidirán las sociedades y las personas.

 

El regalo del Tigre

Conocer bien el tao del Tigre le permite a cada uno averiguar qué recursos tiene para vivirlo. El Tigre hace ese regalo: averiguar de qué somos capaces.

A la inversa, comprender cómo cada uno de los signos se relaciona con el tao del Tigre contribuye a comprender mejor a éste.

Para la Rata, el Tigre es una formidable ola que sabrá surfear.

Para el Búfalo, el Tigre son impulsos extremos, difíciles de manejar. Se encuentra ante grandes dimensiones. Los movimientos del Tigre le representan incomodidades, que sin embargo no terminan de ensombrecer la belleza que el Búfalo encuentra en el Tigre.

El Tigre se somete a sí mismo a una tensión enorme, que experimenta con el mismo alivio y serenidad que siente alguien preparado largamente para una catástrofe, cuando la catástrofe finalmente llega. Sus caminos se despejan, lo que conlleva el riesgo de perder toda precaución.

Para el Conejo, la realidad en el año del Tigre toma rumbos que, por inesperados, asustan y a la vez resultan cautivantes por misterios.

Para el Dragón el Año del Tigre es un escenario perfecto para desplegar las alas de su poder. Los vientos de la inspiración son enormes, y también la tentación de abusar de la fuerza.

Para la Serpiente el Tigre es la invitación a la mayor de sus capacidades para sintonizar con los demás, lo que será como sintonizar una sinfonía que nunca descansa. Los constantes desatinos que comete el Tigre al salirse de la armonía, resultan irritantes.

Para el Caballo todo es aventura en el año del Tigre. Una aventura que convoca al impulso, y libera. El sentimiento de libertad es portentoso, y el Caballo tiene ante sí sólo el cielo. Se sabe capaz de todo.

La Cabra se encuentra ante la fuente última que crea la vida y siente que puede dejarse envolver por esa fuerza. Los peligros, amenazas y altibajos a los que el Tigre somete a todos, la obligan a apelar a su capacidad de defenderse.

Para el Mono, en el año del Tigre la velocidad se acelera y la captura del poder es inmediata. Es un año como un largo día sin noche, una “noche blanca”. Mientras, el poder de su pulgar se agiganta y puede tener atrapado lo que conquiste.

Para el Gallo todo es desafiante en el año del Tigre. Hay mucha agua para aprovechar, para crear, para encauzar, para regar. Un año incansable.

Para el Perro, cuando aparece el Tigre, la inspiración, la identidad y la pertenencia están en un punto alto, y son fuente de decisión y de hacer las cosas en grande. Por un lado, el Perro está feliz de poder confiar en los demás, por otro, los arranques imprevistos del Tigre lo ponen en un prudente estado de alerta.

El Chancho encuentra en el año del Tigre una relación profunda con una parte franca y luminosa de sí mismo. Los riesgos que comporta el Tigre y asustan, paralizan o hacen huir a algunos, no afectan al Chancho. El Chancho es el antídoto del Tigre. Los obstáculos que se generan por los avatares del Año del Tigre se desintegran fácilmente para el Chancho, y en cambio, disfruta de los vientos de inspiración.

 

 

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Sobre el autor:

Acerca de Gustavo Ng

Periodista

Argentino, descendiente de chinos. Periodista dedicado a la cultura china, editor de la revista DangDai, autor de Todo lo que necesitás saber sobre China (Paidós, 2015), Mariposa de Otoño, (Bien del Sauce, 2017),  El Año del Gallo de Fuego  y El Año del Perro de Tierra (Ed. Atlántida, 206 y 2017).  

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