Un libro es un objeto. Algo que se crea y por el hecho de existir, trasciende. Una forma, un tamaño, un peso específico. Un libro ocupa espacio, preferentemente dentro de una biblioteca. Un libro es una suma de cosas: tapa, contratapa y hojas (muchas, pocas, justas) de distinto gramaje o color aunque casi siempre son blancas y todas juntas, apiladas, cosidas, pegadas, forman un lomo. En la actualidad, casi todos los libros tienen forma de rectángulo, son más largos que anchos, pesan un promedio de 880 gramos, y la gran mayoría llevan palabras impresas en tinta negra, algunos, los pocos, por los costos de impresión, llevan imágenes a color.
Uno
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Hay libros que son todos iguales, por fuera y por dentro, serializados, hijos de grandes editoriales, que se diferencian por sus autores, sus temáticas, sus contenidos. Ahora los libros también pueden ser digitales, ahí hay un estándar irrompible: esos libros sólo existen si la luz de una pantalla se prende.
Pero hay libros que no se parecen a ningún otro, esos son los más lindos. Donde la materialidad es un hecho, donde el valor del contenido tiene casi el mismo valor que la forma, libros que no diferencian cuerpo de alma, sino que son cuerpoyalma, todo junto. Eso es Artes de hacer, el primer libro de Sofía López King, una bitácora sensible y prolija que relaciona oficios, personas, lugares y objetos dando por finalidad un libro único, por su contenido, por su forma, por la relación entre ambos.
Dos
María Zentner decide arrancar su ensayo Chicas materiales con una profunda meditación de la joven cantante y artista Blair Bladdee que dice así: “Se ha perdido la textura de las cosas. Hojear una revista o diario que compraste en el puesto, cambiar la emisora de la radio, imprimir fotos, escribir a mano una receta de tu mamá, la carta de un restaurante o las entradas de recitales en físico.”
Cada uno de los oficios que aparecen en el libro de Sofía, tratan sobre ese mundo donde las cosas siguen teniendo texturas. Artes de hacer es un libro sobre cosas que se tocan: la masa que necesita leudar para ir al horno, el hilo que necesita enhebrarse para luego bordar, la tinta que necesita secar para ser libro, el barro que necesita girar y contonearse para convertirse en vasija, las plantas que necesitan crecer para dar sus frutos o llenar de aroma un jardín, la madera que necesita respirar antes de ser cortada, la glicerina que precisa endurecer para transformarse en un jabón.
Artes de hacer es un libro donde el cuerpo sale del entumecimiento dactilar propio de estos tiempos, del brillo de la computadora o el celular, de los veinticinco segundos del reel de Instagram, de los diez segundos de fugacidad del tweet. Es un libro que ya por su tamaño y forma (parece un ladrillo color naranja) muestra que hay otro mundo por construir. Es un libro que buscó y encontró las texturas de las cosas en el tiempo perdido.
Hay un fragmento de Mendel, el de los libros de Stefan Zweig que dice así: “los libros solo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de la existencia: la fugacidad y el olvido”, ese parece ser el impulso que lleva a López King a retratar y recuperar estas historias.
Artes de hacer busca unir humanos que recomponen un mundo más lento, espacioso, que da lugar a los talleres, al oficio y también al ocio, a las cosas que precisan movimiento, a los objetos que necesitan de las manos para existir, del olfato para vivir, de la mirada para encontrar su brillo, del tacto para medir su temperatura. Artes de hacer es un libro de sentidos que tiene el gesto de la pausa, una conexión con lo sensible, una desconexión con la fugacidad general.
Tres
En Ausencia, un ensayo histórico que diferencia la cosmovisión entre Oriente y Occidente, el filósofo Han plantea que a la esencia (ser) de Occidente en Oriente se le opone la ausencia (no-ser).
Artes de hacer es un libro donde la autora recoge el gesto ausente. Esconde su ser para que otros cuenten sus historias. Sofía es una recolectora, una ensayista, alguien que anula su yo para que otros emerjan. Ese hecho se puede ver en las fotografías, en las citas, en el juego con las palabras, en las recetas, en las enumeraciones, en los ensambles tipográficos, en los objetos que aparecen y desaparecen en las hojas, en la sutileza del diseño. Artes de hacer es una oda al lenguaje, por lo tanto es un libro donde la autora decide ir más allá de sí.
En El aroma del tiempo, un ensayo sobre el arte de demorarse. Han plantea otro registro: “Sólo cuando uno se detiene a contemplar, desde el recogimiento estético, las cosas revelan su belleza, su esencia aromática. Se compone de sedimentos temporales que fosforecen.” Artes de hacer es un libro contemplativo, estético, bello, un libro que fosforece.