Una amiga escritora hace una consulta desesperada por Whatsapp: “¿Saben si puedo conseguir algún libro en papel? Es para mi nieta que le encanta leer. Y no es lo mismo lo digital, no”. Cuando envió el mensaje, las librerías aún no estaban habilitadas para hacer envíos a domicilio. Intentamos consolarla que pronto iban a poder abrir y conseguir ese libro en papel, y como si hubiéramos pedido un deseo colectivo, a los días, llegó la noticia tan esperada.

Las librerías de Rosario escribieron una carta al intendente de Rosario pidiendo la apertura de los espacios únicamente para buscar los libros y hacer envíos desde el lunes pasado. Y a partir de la decisión administrativa 490 en el Boletín Oficial del gobierno nacional, finalmente se habilitaron la “venta de artículos de librería e insumos informáticos, exclusivamente bajo la modalidad de entrega a domicilio y en ningún caso se podrá realizar atención al público”.

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Pero en ese momento, comenzaron las preguntas: ¿Cómo se organizan desde las librerías para los envíos a domicilio? ¿Cómo atraviesan esta situación inédita? ¿Sus clientes les comentaban sobre si leían en el marco de la cuarentena? ¿Podían leer o no podían? En ese caso, ¿qué les decían? ¿Y sobre la actividad de ir a la librería y elegir un libro? ¿La extrañan? ¿Les piden libros concretos o piden ser asesorados?

Algunos de los libreros y las libreras de la ciudad, como Nuria de Arde Libros, Marcos de Buchin, Germán de El juguete rabioso, Quique de Paradoxa, Carolina de Mal de archivo y Natalio de Oliva, responden a estas preguntas. Sobre cómo atraviesan la situación y cómo llevan adelante la organización, cuentan.

Natalio: “La semana antes de decretarse el aislamiento obligatorio ya se notaba algo raro, no circulaba tanta gente y las ventas venían bastante flojas, quizás es el comienzo de año, la Facultad de Humanidades y Artes aún no estaba en marcha, no se bien, pero no era como otros años. Días previos hubo un subidón de ventas, cuando ya imaginamos lo que podía pasar. Luego, los primeros días fueron silencio total, en las redes sobre todo, la gente tenía para leer mucho material acumulado, leer todo lo que compró y no había tenido tiempo de leer. Enseguida empecé a extrañar mi rutina de ir a Oliva, charlar con los clientes, hacer pedidos, renovar las mesas y vidrieras. Nos pusimos en contacto con el resto de los libreros por Whatsapp y empezamos a tirar ideas. Estábamos todos muy respetuosos de la cuarentena, hasta que la semana pasada no daba para más, sostener un local en centro, muchos tienen varios empleados, bueno, no es fácil y de ahí surgió lo de la venta a domicilio pero necesitábamos una autorización que finalmente hoy fue aprobada. Por eso al estar a la espera solo recibimos consultas de cuando íbamos a poder hacer entregas. La venta online es una opción a estos tiempos, nosotros no estábamos acostumbrados, muy pocas veces hacemos delivery, nuestros clientes son más de ir a la librería, pedir algo concreto o solo mirar y buscar o ser encontrado por algún titulo. La organización para las ventas, por ahora, es un poco desordenada, pero iremos agilizando, al no tener página web preparada para las ventas, las consultas surgen de las redes sociales, quizás te consulta el mismo cliente por un libro a Instagram y a Facebook, con diferente perfil y se te arma lío, pero anécdotas más bien de la circunstancia”.

Nuria: “Decidimos centralizar las consultas y los pedidos de libros por el Whatsapp de la librería, porque hace poco estrenamos una página web, y es en esta donde se hacen las consultas e inscripciones a los talleres que realizamos. Estamos coordinando envíos, respondemos consultas, hacemos recomendaciones para quienes consulten, coordinamos el pago online, que lo hacemos por Mercado de pago. Después despachamos desde el local y entregamos con cadete. Vamos a ir haciendo una selección de libros, probablemente por editorial, para subir a Instagram que es la plataforma que más usamos, así conocen los libros con los que trabajamos.Estamos tratando de atravesar esta situación inédita con calma sobretodo. Lo primero fue tratar de no hacer demasiados movimientos para ver cómo se iba desarrollando la situación. Lo primero que hicimos fue organizar una serie de vivos por Instagram con proyectos de amigas que se vinculan con Arde: con More Pardo, guionista de la serie Quien Pudiera, con La ladrona de libros, librera de Buenos Aires, Bel Senlle, de Claridad Tarot, Flor Coll de Femiñetas y Lupa Richetta de Crema Boutique de Goce. La idea era poder compartir desde la vulnerabilidad cómo estábamos atravesando ese tiempo, porque al principio circuló mucho los imperativos que apuntaban a la productividad y lo cierto es las primeras semanas no hubo demasiado qué hacer, entonces se nos ocurrió simplemente encontrarnos de manera digital. Y después cuando vimos la posibilidad de que haya algún tipo de flexibilización, con les libreres de Rosario enviamos una carta al intendente y al gobierno de la provincia, para ver si podían habilitarnos a hacer envíos para aunar fuerzas en una demanda que nos parecía potable”.

Germán: “Tomamos pedidos por redes, Whatsapp y teléfono, los separamos por zona y despachamos con un cadete. La respuesta fue muy buena, al menos en estos días luego de tantos sin actividad, hemos recibido muchísimos pedidos”.

Marcos: “Venimos a trabajar a puertas cerradas. Atendemos a través de todos los canales: Facebook, Whatsapp, teléfono fijo, Celular, correo electrónico. Es un poco caótico porque cuando vienen los clientes al negocio, vamos atendiendo de a uno y ahora los mensajes llegan todos juntos, entonces hay que darles un orden. Es algo que estamos intentando sistematizar. Los envíos los hago yo personalmente. Tengo una moto Vespa, me pongo el traje de motocadete y los entrego. Se ve poco tránsito, es un poco enloquecedor porque vas de un lado para el otro. Lo bueno es que de esa forma mantenemos el vínculo con los clientes, no es algo tan despersonalizado. Enviamos para regalos, y ofrecemos cantar el feliz cumpleaños, permite un ida y vuelta. Actualmente funciona mucho la recomendación de libros, lo que circula en los medios y en las redes sociales. En general, ya saben qué libro quieren porque lo vieron recomendado. Aunque siempre está la persona que viene a curiosear, y obviamente eso ahora no está, es distinto”.

Carolina: “Estuvimos unos días en pausa, pensando y coordinando con el resto de los libreros una manera de reinventarnos. Creemos que la forma de sobrevivir a esta situación requiere del trabajo colectivo con todas las librerías independientes. Hacemos los envíos nosotros mismos en bicicleta, intentando que el trato con nuestros clientes siga siendo cercano y sin intermediarios. De esa manera también cuidamos no colaborar al aumento de personas circulando. Igualmente, si hubiera pedidos por fuera del radio de la librería, pensaríamos una forma posible de hacerles llegar el libro. Este es un plan de acción tan flexible como la situación que nos atraviesa, así que estamos dispuestos a pensar estrategias para cada caso particular”.

Quique: “Estamos tomando pedidos que la gente consulta por teléfono y por las redes sociales. Preparamos la bolsa con los libros y tenemos servicio de cadetería, en un horario de restringido, que es cerca del mediodía, donde hacemos los repartos. Atravesamos esta situación como se puede, es complicado, pero sabemos que se le ha complicado a muchas personas, tratamos de mantenernos en actividad y en contacto con nuestros clientes para saber qué están leyendo. Antes que pudiéramos abrir para hacer envíos, largamos una promoción de bonificación del 15% en la compra anticipadas con un voucher. Durante la cuarentena nos depositan por transferencia bancaria o Mercado Pago, así cuando termine la cuarentena, puedan ir a la librería y retirar los libros. En un principio se largó en grupos de clientes amigos y como tuvimos buena recepción, decidimos largarlo oficialmente en las redes. Por suerte hay mucha gente que se preocupa y se copa en dar una mano al comercio familiar de la ciudad”.

La relación con clientes

Nuria: “El intercambio fue a través de estos vivos que hicimos. Lo que nos decían es que existía esta imposibilidad de sentarse a leer. En este sentido, fue muy interesante la nota de Alexandra Kohan que circuló que decía que cuando leemos lo que hacemos es ponerle una pausa al mundo y ahora el mundo nos había puesto en pausa a nosotres, entonces el lugar de la lectura quedaba en un espacio incierto. Fue muy fuerte asimilarlo, creo que con las semanas hubo una aceptación. Lo que procuramos fue mantener un vínculo con les clientes, sobre todo porque hay algo con la clientela que es una relación de lealtad, así lo llamo. Creo que es un momento para apelar a la fidelidad con la clientela”.

Carolina: “El contacto con los clientes es permanente sobre recomendaciones de lecturas y propuestas de actividades para hacer en cuarentena. Pero, nuestra característica siempre fue el encuentro en la librería, y eso es lo que más extrañamos tanto nosotros como nuestros amigos y nuestros clientes”.

Quique: “Sobre leer en cuarentena nos han comentado que aprovecharon para terminar un trabajo, una materia, gente que se puso con la tesis, hay consultas en ese rango. Y por supuesto, también la consulta típica para lectura como actividad de ocio y no de estudio. Algunos han comentado que se cansan de ver películas, series, estar en las pantallas y buscan el formato libro como un refugio más en estos tiempos que están en la casa. Creo que nos pasó a muchos que la primera semana dijimos vamos a aprovechar a leer y hacer cosas que nos gusten y al final costó. Creo que con los días hubo una especie de reordenamiento de ciertas rutinas. Ahora los clientes están pidiendo libros puntuales por recomendaciones, y claramente no es lo mismo que pasar por la librería en búsqueda de un libro”.

Germán: “Tuvimos mucho contacto por las redes, pero la verdad es que no recuerdo hablar nada tan concreto sobre la experiencia de lectura, sino más bien generalidades”.

Sobre libros recomendados

Nuria: “Lo que estamos recibiendo son pedidos de libros que querían comprar antes de la cuarentena y les quedó pendiente la compra. Es decir, libros en particular. Vamos a seleccionar un libro de los que ofrezcamos y mostrar en las redes o recibir pedidos puntuales. La idea es poder satisfacer esas consultas lo más que podamos, vamos a tener que buscarle una vuelta para hacer las recomendaciones. Y por lo que estuve hablando con algunes clientes, están buscando leer más ficción que ensayo o teoría. Creo que estos momentos tan particulares, en el que sucede de manera global, el análisis del pensamiento filosófico se va a dar a posterior. Me parece que es un tiempo para estar lo más relajades que podamos, en ese sentido, la lectura de poesía o narrativa son un gran bálsamo en este contexto”.

Marcos: “Creo que no hay algo que se esté buscando especialmente, sí libros que salieron hace poco, las novedades tal vez, como la última novela de Mariana Enríquez pero hay de todo. También hay mucha gente que necesita libros para sus estudios, preparar exámenes o tesis, ese tipo de cosas. Eso se nota mucho. Se está vendiendo mucho el Seminario de Lacan, se ve que hay gente que está rindiendo. Y libros infantiles, para entretener a los chicos”.

Carolina: “Hay todo tipo de pedidos, eso no cambió mucho. Nos pidieron bastantes recomendaciones para niñes”.

Natalio: “Los pedidos son más bien puntuales y de diferentes estilos, mucha literatura y ensayo, libros de arte y filosofía, algunos infantiles. Los clientes de Oliva van mucho por el perfil de Humanidades. Vendimos super bien el nuevo de Mariana Enriquez Nuestra parte de noche, La aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, mucho ensayo de Byul chun Han, también literatura de la editorial Blatt y Rios, Mansalva, el libro Ikebana Política de Claudia del Río y El entrenamiento de la mente de Irina Garbanzki.

Quique: “Hay pedidos concretos. Nos están pidiendo mucho Eduardo Sacheri, el último de Mariana Enríquez y se vende principalmente literatura. También libros infantiles, que se ve que hay mucha gente con niños en la casa. Muchas novedades. A mí me da la impresión de que personas que no eran del ámbito de la lectura habitual y que ante esta situación comenzó a leer, es una sensación que tengo”.

Germán: “En general son pedidos de libros concretos, por ahí consultan sobre listas grandes y eligen en función de la disponibilidad y el precio. Una práctica que me sorprendió tiene que ver con esta situación tan particular en la que muchos clientes aprovechan para regalar libros a través del envío, es decir lo pagan y hacen enviar el libro a otro domicilio. Siguen prevaleciendo las novelas o relatos de las autoras Mariana Enriquez, Samanta Schweblin, Gabriela Cabezón Cámara, Dolores Reyes y Alejandra Kamiya. Después, en un segundo lote, los ya clásicos Piglia, Saer, Puig, Di Benedetto, y saliendo de la literatura, los de siempre: Freud, Lacan, Barthes, Foucault, Deleuze, Marx, Nietzsche”.

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Sobre el autor:

Acerca de Paula Turina

Es Comunicadora Social, egresada de la Universidad Nacional de Rosario. Adscripta en la cátedra de Periodismo Digital. Asiste al taller literario “Alma Maritano” coordinado por el escritor Pablo Colacrai. Algunos de sus cuentos trabajados en ese taller se publicaron en la contratapa del suplemento Rosario 12 de Página 12. Participó en la antología “Yo quería ser manzana”coordinado por la escritora Maia Morosano. […]

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