Le preguntamos a Ber Stinco que canción se robaría y eligió “Alucinación”, de Tano Viamonte.
Elegí una canción del Tano Viamonte, aunque hay muchísimas canciones de él que me gustan. Es un artista que admiro hace un montón de tiempo y tengo la suerte de tener una hermosa relación. Me parece una artista en todo sentido. A veces escucho sus canciones y hasta imagino el proceso de grabación ahí en Pérez, en los intervalos en los que no pasaba el tren para que no se filtre por los micrófonos. El Tano tiene arriba de siete discos y muchísimas canciones dando vueltas.
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Compartí escenario con él. En nuestro disco anterior (Los fusibles quemados del amor) metió algunas guitarras y, bueno, es para mí un referente, una persona que quiero, un ser valioso que admiro y que tiene canciones increíbles que me hubiera encantado escribir.
Hay una canción que me fue difícil encontrarla –yo la tenía en un CD que me pasó él hace tiempo–, que se llama “Furia maravilla”, yo la canté una vez en vivo, cuando me invitó. Una canción tremenda, pero estuve buscándola todo el día en internet y no la encontré y elegí esta.
Como en toda obra del Tano, como esa polaroid de distintos momentos de viaje y de vida –además es un tremendo pibe– la vitalidad que tiene la transmite en todo momento, en su obra y cuando estamos cerca de él.
Viví momentos con él: de grabaciones, de camaradería, y tiene una energía vital muy alta y constante. Esos tipos que, por lo menos a mí, me dan la sensación de que siempre están en tiempo y espacio, siempre están viviendo ese momento, lo que me resulta envidiable, porque siempre estoy con la cabeza en cualquier lado y esa cuestión de estar “enraizado”, plantado y viviendo el momento que le toca creo que es una cosa que se transmite. Y también por eso tiene el “vivo” y la performance que tiene. Verlo tocar al Tano es una experiencia fabulosa que me genera sensaciones que no me pasan a menudo.

El Tano también tiene algo que podría comparar con escritores. Vos por ahí leés a tipos que te contagian, que te dan muchas ganas de escribir, tienen una forma en el lenguaje que te hacen dar ganas de escribir –y esto no va en detrimento de otros que por ahí te bloquean de lo maravilloso que son. Y bueno, con el Tano, escuchándolo, compartiendo, te dan ganas de tocar, de componer. Es un tipo que tiene esa energía vital que contagia. Y eso se aprecia en todos los grupos que tuvo, que eran grupos que sonaban muy bien y además eran grandes grupos humanos y de amigos.