Hay deseos expresados en los actos del habla, en una de sus posibilidades, podemos contestar a alguien cotidianamente: “serán dados”, lo que genera automáticamente en nosotros una empatía afectiva y un compromiso de mediumnidad para multiplicar ese acto de entrega de algo; generalmente con buena intención. Esa circunstancia tan sencilla reproduce la conmemoración como proceso de recuerdo que se comparte con otros y que sólo es posible con otros.
El título del libro de Natalia Trincheri, editado por Patas de Cabra, Serán dados nos convoca a un algo en plural que será entregado y de ese modo se prolongará la intención original y en el tiempo. Sobre todo si suponemos que siempre en términos de lenguaje, de cosas dichas, estas palabras (y todas las que contiene el libro) aparecen en un territorio donde la lengua busca sus propias fronteras de fertilidad.
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Sigamos con otra acepción del título: ese mismo algo en plural se materializará en una pieza lúdica. Unos dados, unos entregados. Aquí van los primeros signos de comportamiento estético con la palabra poética de Trincheri, una maravillosa certidumbre que nos mira en esas cifras.
Ni siquiera conociendo las variables de la partida, podríamos saber el resultado final, porque cualquier pequeña desviación en las variables de entorno afectarán al resultado. Este azar volcado es incompleto y necesita de actualización en el lector.
Einstein argumentaba que lo que nos parece impredecible es porque no controlamos todas las variables que intervienen. Los seres humanos somos seres lúdicos por naturaleza y este hecho sugiere que se aprende con mayor facilidad aquello que produce gozo y alegría.
Del mismo modo la poesía es impredecible y exige tiempo para ser recibida. O como dice Octavo Paz: “lo poético no es algo que está fuera, en el poema, ni dentro en nosotros, sino algo que hacemos y que nos hace”.

Angustia y belleza
En todo poeta se representan las fuerzas: dionisíaca de la angustia y la apolínea de la forma concreta. Trincheri, en este, su primer libro: evoca un universo personal donde se mezclan el malestar y la belleza, en cuyas formas se ven modos distorsionados del decir. La enunciación formulada en ciertos poemas dramáticos genera o busca una simpatía.
Leída en los dibujos que arrojan los dados:
“La angustia tiene simetría”
“Pienso en imágenes, sueño en colores”.
Ecos del cubilete cerebro, de lo mezclado y aquí volcado a posibilidades de la pesquisa lingüística.
“Instantáneas que acarician mi retina hacia adentro”
“como si fuese cierto
como si la subjetividad…”
Una vista a través del siempre revelador encuentro entre el ser y la realidad que lo define. Gracias al poder de las imágenes y la angustia rebelde que transmite.
“¿Cuántas palabras puede asilar una mano?”
Procesos
Este poemario se afirma en la búsqueda de lenguajes simbólicos, en formas de representación y disputas por definir los marcos para conocer la realidad social y la propia subjetividad humana.
Estos poemas se arriesgan al ilimitado juego con las posibilidades del lenguaje, baten el cubilete. Son textos que incorporan abundantes estrategias tendientes a la oralidad, a partir del uso de desplazamientos o contorsiones del lenguaje con elementos hegemónicos: voluntad y azar. Mediante distintas estrategias: el humor, el absurdo, la hipérbole o lo fantástico. Todo eso nos coloca ante una voz nueva que se habla a sí misma. Habilidades que problematizan y ponen reparos a la consideración puramente autobiográfica de la obra. Hay un nivel del humor, caracterizado por los juegos de palabras, cuestionamientos y cambios en las señales del lenguaje que llevan al lector a ver no sólo la poesía sino también la realidad desde esta dádiva.
En la vida no solo vivimos, sino que “somos vividos” por fuerzas que desconocemos, dice Freud, y en estas poesías, la autora es un sujeto de su voluntad que es grande y sujeto del azar que ha elegido como metáfora con una intensidad apabullante.