Brasil tiene miles de kilómetros de arena para recibir a los turistas argentinos, pero los expertos te dicen que para conocer el verdadero Brasil hay que ir a Río de Janeiro.

Creo que fue a fines de 2016 que di con el blog de Ana Schlimovich en las plataformas de La Nación, Me río de Janeiro. Todavía hacíamos Más Tarde Que Nunca en Radio Universidad con Flor Coll y de casualidad (buscando entrevistas que le hubieran hecho a Juana Molina) encontré uno de sus posteos en el que contaba que Juana había tocado en Río, que en el público estaba Moreno Veloso y muchos de los músicos jóvenes brasileños que a mí me encantan, que la artista argentina la había tratado súper bien y hasta le había dado unos consejos para filmar la entrevista.

Me acuerdo que al otro día nosotros le hicimos nuestra propia nota a Juana Molina (que tiene fama de difícil) en la radio y resultó una charla buenísima. Y que cuando le comenté a Flor que había descubierto un blog de una piba Argentina que hacía como 10 años estaba viviendo en Río de Janeiro me dijo: “Si yo la conozco, te la nombré un par de veces y vos no me diste bola”.

El tema es que me fanaticé con el blog de Ana. Cuando leía sus posteos Jair Bolsonaro era todavía un oscuro político marginal de ultraderecha en un partido corrupto, perdido en el medio millar de legisladores brasileños. Hoy es más que probable que el domingo próximo se convierta en el presidente de Brasil. Cuando se lo pregunto, Ana me escribe: “Es como si un manto de sombra avanzara inexorablemente sobre ese Brasil colorido y plural y optimista y abierto y tolerante y multirracial que conocí. Y esta sensación empezó cuando destituyeron a Dilma (Rousseff, en mayo de 2016) y quedó este (Michel) Temer. La verdad que todo lo que está pasando se parece más a House of Cards que a una democracia real”.

Durante los años que Ana vivió en Río se inventó trabajos, creó Río no Mapa (un mapa de diseño de los barrios Ipanema, Leblon y Jardin Botánico), trabajó como fotógrafa del Circo Voador (un lugar emblemático del rock y de la música contemporánea brasileña), escribió un libro de poesías en portugués y aprendió a jugar Altinha (ese juego al borde del agua en el que no hay que dejar que la pelota caiga a la arena). Y muchas de las historias que fue viviendo mientras todo eso pasaba están contadas en el libro.

Cariocas jugando altinha al atardecer.

“Río arrancó muy temprano porque me vine por primera vez en el 94, en un carnaval, y me quedé en la casa de una amiga carioca. Esa primera experiencia en Río, a los 18 o 19 años, fue impresionante y me quedó marcada. Te marca a fuego la ciudad si te gusta todo lo que ofrece”. Contaba Ana, en 2017, en sus últimos meses en Río antes de mudarse a Santiago de Chile, donde vive ahora.

Cronista

Ana Schlimovich es cronista y fotógrafa de viajes. Nació en Buenos Aires y creció en Paraná, al lado del río. Estudió teatro, publicidad, fotografía, y viajó por los cinco continentes. Como periodista free lance colaboró con muchas revistas de Latinoamérica y del mundo. En el 2007 tomó una decisión: quedarse a vivir en Río de Janeiro.

“Había viajado varias veces por trabajo, por amigos, a pasear… y ese verano me quedé tres meses para hacer las fotos de una guía inglesa: Time Out. Y así me enamoré completamente. Era feliz sin ninguna razón, esa es la descripción que puedo dar, porque no había ningún motivo especial, no había un chico o un trabajo (yo estaba trabajando pero eso se terminaba), no lo puedo explicar, fue un feeling con la ciudad, una sensación de haber encontrado un lugar en el mundo. Yo me crié en Paraná, que también tiene mucha naturaleza, y después me fui a vivir a Buenos Aires, que no tiene esa parte natural y la extrañaba muchísimo. Entonces en Río conseguí todo: la ciudad, tipo metrópolis, con una buenísima oferta cultural y la naturaleza increíble que tiene. Y entonces fue ¡probemos!”, cuenta.

Ana siguió su impulso y se fue sin trabajo. “Vine a la nada y con una valija, como todos los que hacen esto. Y después fueron todas posibilidades, pero creo que cuando vos vas con esa energía de cambio y te gusta la ciudad, te motiva a hacer cosas y siempre vas a encontrar posibilidades”, dice.

En 2017, en sus últimos meses en Río, Ana presentó el libro Me Río de Janeiro (publicado por Pariente Editora, una editorial de Paraná) en el Consulado Argentino, con la presencia de artistas, músicos y amigos que cosechó durante su década carioca. El libro es una selección de las mejores crónicas que Ana escribió en un blog personal y en el que formaba parte de las plataformas del diario argentino La Nación.

“En realidad empecé escribiendo historias para mí. Siempre escribí para mí, tipo diario personal, y cuando me vine a vivir, al principio escribir era una forma de sentirme acompañada, porque es duro irse cuando no tenés nada del otro lado. Escribir era como mi guarida, entonces empecé a escribir las cosas que me pasaban: unas historias con unos perros que no me dejaban dormir (y no me dejaban vivir), la historia de cuando me compré un Fusca, un escarabajo, y todo lo que pasó con ese auto y después la búsqueda de departamento. En realidad fueron naciendo como cuentos en ese blog Me Río de Janeiro que en el 2010 lo publiqué por mi cuenta y después surgió la posibilidad de que estuviera dentro de la plataforma de blogs de La Nación. Y fue una maravilla porque ya lo venía haciendo y le faltaba el público, le faltaba una buena vidriera”.

“Ese blog era la posibilidad de ir narrando lo que yo iba viviendo acá. Por eso lo quiero tanto, porque me permitió ser una cronista de mis propias historias, que es lo que a mí me gusta, porque eran tan trágicas a veces, o tan locas o divertidas, que me aliviaba pensar que por lo menos las podía contar, porque a veces era terrible lo que me pasaba.”

Más tarde que nunca

A mí particularmente me encanta la música brasileña, hace muchos años que en Radio Universidad de Rosario (antes en Mas Tarde Que Nunca y ahora en Falso Vivo) hago una columna en la que semana tras semana presento discos nuevos que se están produciendo en el país vecino. Ese universo de la música brasileña es tan vasto que todas las semanas se pueden presentar discos nuevos y la lista no se acaba nunca. A través de estos años y desde lejos (escuchando los discos por internet) me fui haciendo un panorama de los nombres que marcaron y están marcando la producción de música de Brasil en los últimos tiempos. Y esa pasión por la música es una de las razones que me hizo volver muchas veces a Río de Janeiro en los últimos años, para estar un poco más cerca de toda esa escena musical tan fascinante. Todo eso que yo fui descubriendo de lejos y en cuentagotas Ana lo descubrió de muy cerca y ao vivo. “En mi caso yo empecé con un mapa, se me ocurrió hacer uno de esos mapas como los que hay en Palermo, en Ipanema y Leblon, esos mapas de barrio donde se destacan distintos lugares que no están divulgados en ningún lado: lugares de diseño, sitios donde comer la torta de chocolate del cacao del amazonas, cosas muy puntuales, que no estaban en ningún lado y a veces estaban dentro de edificios, en galerías que el turista normal no ve, y arranqué con eso que se llamó Rio No Mapa.”

“A mí siempre me gustó la música y todo, pero nunca iba a recitales ni nada. Y acá en una época me empezó a gustar un chico que iba al Circo Voador, que es como el Luna Park o el estadio de Obras de Buenos Aires, un lugar muy tradicional del rock y la música popular de Río. Él iba siempre al Circo y yo empecé a frecuentarlo. Y como soy fotógrafa, un día se me ocurrió hacer notas en Rio No Mapa de recitales, en los que yo sacara las fotos y este chico escribiera los textos, era como una trampa perfecta para que él caiga. Pero al final se tornó en un trabajo porque empecé a sacar fotos, hacíamos esa columna, que se llamaba RIOscenaXXI y todo lo que iba pasando por el Circo Voador lo íbamos registrando. Hubo un momento en que me contacté con la gente de prensa del Circo, les mostré las fotos, les gustaron y me ofrecieron cubrir recitales para ellos. Así que terminé trabajando 3 años como fotógrafa de ese lugar, que es como una vidriera por donde pasaban todos los mas grosos y fue una forma de sumergirme en ese universo de la música brasilera. Grosos como Caetano, Tom Ze, Nação Zumbi y después todos los músicos de esta nueva camada de los últimos años: Ceu, Criolo, Tuilipa Ruiz, Otto, Letuce, Bnegao, un montón de músicos talentosos que yo no conocía. Fue como que la música me golpeó la puerta. Fue una suerte porque después empecé a interiorizarme mucho más y empecé a vivir la música. Acá en Río los músicos son muy activos, entonces todo el tiempo hay shows y recitales en distintos lugares y es imposible no prestarle atención a eso, tenés que ser muy insensible para no involucrarte con la música de Brasil.”

Es esa escena la que más se ensombrece con el ascenso de Bolsonaro, quien casi gana en la primera vuelta de las elecciones. Ana intenta explicárselo cuando me escribe: “Este Bolsonasco (sic) encarna un odio que vienen alimentando a base de descontento en todos los ámbitos. Hay un vacío de valores producido por la enajenación en la que nos estamos sumergiendo con la obsesión por el consumo, mientras destrozan la cultura, la educación, la salud, el sentido de comunidad, la identidad. Creo que es algo a nivel global y lo triste es que en Brasil el fenómeno prendió como pasto seco. Es hasta morboso y a la gente le encanta el morbo, y es lo que alimentan. No por nada el juego más famoso entre los chicos del mundo entero es Fortnite, un videogame donde hay que asesinar a todos y salvarse el pellejo. Mis amigos brasileños que viven allá están horrorizados, asustados, y la luchan hasta el final publicando videos, noticias, testimonios de que este ser es un retrógrado peligroso que supera a (Donald) Trump y comparan con Hitler. Ojalá reaccionen a tiempo”.

Mirada de afuera

Fue justamente una de las protagonistas de ese universo musical brasileño quien escribió el prólogo de Me Río de Janeiro: Leticia Novaes, que aparece en el libro como compañera de aventuras en más de un capítulo. Leticia es actriz, cantora, compositora, instrumentista y actual líder del proyecto musical Letrux, y en el comienzo del libro cuenta:

“Conozco pocas personas que abrazan la experiencia humana por completo como Ana. Escorpiana, de aguas profundas, la superficie hasta puede ser divertida para un chapuzón, pero lo realmente bueno es llegar al fondo, dejar de sentir el piso y percibir el cuerpo nadando solo sin ayuda. Cuando se trata de vivir en una ciudad, Ana VIVE la ciudad de verdad, lo que incluye un paquete completo que va mucho más allá del paquete turístico. Ella desbrava túneles peligrosos, anda en zancos en pleno Carnaval, salta en ala delta, huye de tiroteos, se hace amiga de los vendedores en las ferias (¡y hasta de los cangrejos!)…”

“Son tantas las situaciones pintorescas que llego a preguntarme qué Río de Janeiro es este que se le presentó a ella de una manera tan curiosa y seductora. Tal vez su mirada de afuera perciba situaciones que yo misma, nacida y criada, ya esté un poco ciega para ver. Me quedé sin aliento leyendo sobre las noches de cinco horas de sueño seguidas por platos tradicionales, con licencia para pasar por la playa, empalmando con un recital, conociendo artistas, topándose con desconocidos, yendo a parar a una fiesta loca. Y con resaca o todavía muy animada, con un inquebrantable entusiasmo por contar, por compartir, por abrir su cabeza brillante, ella relata el día, la tarde y la noche. Y nosotros, los lectores, los fans, somos una vez más capturados por ese mar escorpiano que seduce, divierte, pero que de vez en cuando también pasea por las entrañas.”

Ana Schlimovich presenta en Rosario su libro Me Río de Janeiro este viernes 26 de octubre a las 18:30 en la librería Paradoxa, Mendoza 923. Quienes lean esta nota pueden acercarse a Paradoxa a comprar un ejemplar de este hermoso libro carioca, a lo mejor nos cruzamos por las calles de la Río que ella escribió.

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Sobre el autor:

Acerca de Pablo Zini

Periodista, realizador audiovisual

Rosarino adoptivo, nacido en La Plata y criado en Pergamino. Es Licenciado en Comunicación Social y Realizador Audiovisual. Dirigió documentales y programas de televisión. En alguna época fue dj. De lunes a viernes trabaja en la radio. De algún modo se define en una línea de la canción «Get Lucky«, de Daft Punk; «We’ve come too […]

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