Boom Boom Kid dio un recital que duró poco más de una hora, sin bises en JaguarHaus. Ceremonia eufórica y asertiva que tuvo lugar en Rosario en el mes de abril. El hardcore gay antifascista propio de Fun People, la anterior banda de Carlos “Nekro” Rodríguez, llega desde el futuro. Una de las más valiosas referencias del under en los inhóspitos años 90, nos atraviesa como una flecha. Hoy, que el fascismo dejó de ser un mal recuerdo para volverse cotidiano, BBK está más vigente que nunca.
Con su temprano posicionamiento ante la despenalización del aborto (“El aborto ilegal asesina mi libertad” de 1997), la defensa de los derechos LGBT y su acercamiento a los colectivos de derechos humanos, Nekro se convirtió en un referente conservando cierto anonimato. “Fun People: ¿La ESI de los 90?”, dice una de las tantas notas que hay en la nube. Las evocaciones al Che Guevara, Violeta Parra, Osvaldo Bayer, junto con la tensión, el desorden y el enfoque pop de la banda, conforman ese caldo de cultivo sonoro. Así propone una identidad en movimiento, ligada a las causas de la solidaridad, el amor, y la cultura underground. Lo subterráneo circula, late y presiona. La sensualidad y la sensibilidad nos invitan a un pogo suave aunque aguerrido y sin ánimos de rendirse.
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Volvamos a ser jóvenes
Con Boom Boom Kid podemos ser jóvenes de nuevo y no se siente un simulacro. En el último recital de la banda en la ciudad, Nekro dice que tiene 54 años mientras se sube a una tabla de surf y la gente, cual olas de un mar agitado, lo traslada por el público para que llegue a abrazar a los que están en la parte alta del salón. La postal se completa mientras se saca las medias y las revolea. Usa medias (y no zapatillas), porque no está dispuesto a lastimar a nadie. Las visuales del escenario dicen rock cachivache. No es solemne ni necesariamente oscuro. Es luminoso y estoy adentro.
Volvemos a ser jóvenes y eso no es un simulacro, porque ante todo el asunto es honesto, lo respiro así, se siente en el aire. La juventud, es un invento. Bendito invento. Antes de los años 60 esa categoría no existía, se pasaba del pantalón cortito al pantalón largo. La chiquillada, como dice la canción del gran José Carbajal, el verdadero sabalero, no tenía permiso para ser otra cosa más que grandes de un día para otro. No había otra opción. La vida que seguía era la del adulto que tendría responsabilidades propias de un mundo productivo. Los amigos, la imaginación, lo disruptivo, quedaban atorados en el cajón de los recuerdos. La aparición de la juventud, más allá de una edad o una etapa de la vida, trae otro imaginario social. Otra forma de vida, que no es estrictamente la de acostumbrarse a perder. Ese imaginario, donde el juego puede seguir latiendo, en la curiosidad, en la búsqueda, en el movimiento, en el ruido.
Decir lo que se piensa como gesto de sanidad, es algo que le debemos a la juventud, y que BBK sostiene. Nos sentimos tira bombas por decir lo que pensamos, crecemos y nos callamos más. El silencio va capturando el transcurrir de los días. Creímos en esa fórmula de que menos es más, y creo que por el contrario, a veces más es más. “El que mucho abarca mucho aprieta” , dijo Marcos López una vez, otro joven eterno, y lo adopté como filosofía de vida.
Para pensar a la juventud más allá de los parámetros etarios hay que desplazar la mirada de lo normativo, lo institucionalizado y del deber ser. Para movernos, como dice Rosana Reguillo, hacia el terreno de lo actuado. Acción como burbuja o como choque. Suave o estallido. Se trata de un tránsito que no calcula cuánto pierde sino que fantasea con lo que puede ganar en cada apuesta. Una práctica austera y atrevida que pretende sostener lo vital como pulso de lo cotidiano. Hay viejos jóvenes, como fue Pepe Mugica. Hoy lo lloramos pero también nos resistimos a sepultarnos con él. La vida corre frenética lejos de lo tranquilo, cerca de la calma que podemos construir en retazos de colectivos que pretenden un mundo más hermoso.
Juventud es sólo una palabra dice Pierre Bourdieu y propone pensarla como una representación ideológica, como una lucha por instalar límites. Nuevos límites. Inéditos límites. Nuevos imaginarios. Nuevos mundos posibles. Aunque pueda ser un error asociar la juventud a posiciones progresistas, no podemos evadir que lo disruptivo sí le es propio. El quiebre o el punto de fuga. El giro hacia un sentido u otro se compone por muchos otros elementos. El famoso clima de época. BBK no se olvida de esas diatribas y por eso ya le cantó a una juventud despierta o a una juventud aniquilada.
Recordarnos como la memoria de un incendio. Nos prendimos fuego como forma de alumbrar. Quizás hoy sean tiempos para volver a arder. “Tú me haces falta aquí”, canta Nekro y eso tiene un sentido romántico, pero también es un llamado desesperado que dice que vos haces falta acá. Algo del otro como necesidad puede ser problemático, pero a fin de cuentas, también salvador, en un mundo que gira cada vez más a la soledad. La juventud es una estética, dice Beatriz Sarlo, que poco o mucho tiene que ver en este discurrir, según las ganas que tengamos de extrapolar campos, y hacer cruces. O de alimentar ideas y narrativas que nos entusiasmen. Pienso que parte de esa estética puede ser la de andar en banda, ir a ver una banda, crear en banda. Congregarse en algo común como quien sostiene una creencia. Un acto de fe, sin garantías. ¿En qué creemos? puede ser una pregunta que movilice este pequeño retrato de un recital. Creemos en ese mundo donde vos y yo, y el de al lado, y el que está lejos, importa. Vos me haces falta acá.
Nekro habla del INAMU en pleno recital ruidoso, y nos deja colgando la pregunta o la curiosidad. Otra vez, me siento parte. La música como plataforma de organización social y política, como parte de un colectivo, tiene algo para decirnos en medio de lo fragmentado. Juntes y organizades es mejor. El arte para organizarnos, lejos del virtuosismo y cerca de un ejercicio coral, diverso, territorial. Un mapa donde las voces y las geografías reverberan y existen. El INAMU en el medio del recital es un ayuda memoria para estos tiempos tristes.
El pogo suave que de a poco va mermando, deja un halo de posibilidad. Trae una historia que creímos enterrada. Insiste en un camino divergente, extraviado y auténtico.
BBK y la resistencia afectiva
“No estoy loco, no estoy solo”, dice la canción que tiene por título feliz y qué acierto pensar que no estar locos, o no estar tan locos, es estar acompañados. No es la ausencia de la enfermedad, no es la ausencia del dolor, es la presencia de los otros. De los afectos.
Con mi hermano cada vez que nos vemos cantamos Me re-gustaría que, y es como si esa canción nos ayudara a decirnos cosas. “Me re gustaría que hoy puedas sonreír, y que sepas que estoy yo, y que existe el silencio para estar con vos”. BBK nos ahorra el discurso, y nos pone melodía para decirnos que nos queremos así como somos, sin artilugios, sin simulacro, de nuevo.
Si pudiera, casi el himno de Fun People, es el pogo que hacemos con mis amigas de diferentes latitudes e historias. La añoranza de que las cosas vuelvan a ser como eran, pero no. Como un pacto para seguir vivas.
Olvidar casi todo menos eso que nos habíamos prometido. Esta es una invitación a la memoria también de lo que alguna vez fuimos. De lo que hace falta volver a parir pero ahora con otra intención. Ese incendio éramos nosotros, dice Leila Guerrero. La memoria del fuego. En tiempos aciagos, crueles y sórdidos como los que nos toca vivir, esta puede ser una forma del combate. Cuerpo a cuerpo en la batalla de sostener lo común y el ruido que no convoca desde lo igual, sino desde lo diferente, lo disonante y lo molesto. Querernos en el caos.
El recital fue tan a fin de mes que había descartado llegar a comprar la entrada, que realmente era más que accesible. Si no fuera por una amiga de una amiga, no hubiera podido ir. Fuí sola y me encontré con dos amigas de otra amiga. Y pensé: las amigas de las amigas son la verdadera power red. Una reserva afectiva sin exigencias, casi sin expectativas. Porque venimos de otra patria, de otro país, que es el de una amiga, y pasamos al país de otra amiga. Bienvenida a mi patria del amor dice la amiga de mi amiga con algún gesto, haciendo un chiste o contando alguna intimidad, porque vengo de un país amigo. Así que, Boom Boom Kid siempre estarás en la resistencia amorosa. En la distribución social del afecto. En la memoria de lo que fuimos y en la insistencia de las causas ruidosas y plurales.