«¡"Artista"! ese adjetivo es propio de tierras foráneas y distantes. Acá en la comarca es un adjetivo arrogante lleno de delirios de grandeza.» Un diálogo un poco esquizo evalúa cifradamente el año.
Los proyectos culturales no escapan a los balances. El 2024 fue un año de crisis. ¿Qué nos dejó el trabajo realizado? ¿Cómo seguimos el año próximo?
Maldito 2024. Es el momento de las ficciones “catecuménicas”, las que nos llevan a una práctica clandestina, saubterránea, en la que ensayar la universalidad de una prédica capaz de narrar un futuro.