Dividido en tres partes, El futuro después del covid-19 es el primer libro publicado por el programa Argentina Futura, que dirige Alejandro Grimson, doctor en Antropología, investigador del Conicet y docente universitario, quien habla de ese volumen en esta entrevista.
En “El Estado que viene; desafíos y emergencias”, escriben Roberto Follari, Paula Canelo, Diego Sztulwark, Vicente Palermo, Horacio González, Juan Gabriel Tokatlian, Ricardo Forster, Eduardo Fidanza y Atilio Boron. En “Un nuevo mapa político”, conjeturan Rita Laura Segato, Julián Rebón, Maristella Svampa y Enrique Viale, Helena Carreiras y Andrés Malamud, Beatriz Sarlo, Dora Barrancos, Silvio Waisbord, María Esperanza Casullo y Walter D. Mignolo (que reside y produce desde hace años desde el exterior). Y en “Cómo pensar las nuevas subjetividades”, Sandra Valdettaro (de Rosario), Cristian Alarcón, María Pía López, María Moreno, Diana Maffía, Andrea Giunta, Gabriela Cabezón Cámara y Jorge Alemán.
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“La crisis torna imperioso pensar el presente. Y torna impensable el futuro”, escribe y acierta Grimson en el prefacio de este libro que puede descargarse de forma gratuita de internet en el formato de pre-imprenta PDF (acá). Sus colegas, en buena parte, discuten con los últimos pronunciamientos de intelectuales como Giorgio Agamben, Slavoj Žižek, Byung Chul-Han, Paul Preciado, entre otros, reunidos a mediados de abril en el volumen Sopa de Wuhan, también lanzado en el formato de pre-imprenta PDF y de descarga gratuita.
“Abrir horizontes, pensar el futuro, comprender el presente en su complejidad, son tareas claves para transformar las injusticias y las desigualdades. Para generar democracias vibrantes”, dice Grimson en el prólogo. En su idea de democracia “vibrante” escuchamos también el eco de las “tensiones” y las «síntesis» con las que escribió su ¿Qué es el peronismo?
Lo que vibra ya en El futuro después del covid-19 es ese desencuentro entre un pasado que no termina de disolverse, al que se aspira como recuperación del futuro, y un futuro resbaladizo e inasible que desdibuja el presente mismo.
—El libro reúne a intelectuales de distintas vertientes políticas: ¿cuál crees que es el hilo conductor para pensar el futuro de Argentina y del mundo post pandemia?
—Creo que para pensar el futuro post pandemia en la Argentina hay que partir de una premisa, el mundo no va a ser igual, el mundo ya venía en crisis en los últimos años con los procesos políticos en muchos países del mundo en términos geopolíticos, esta pandemia cae en ese contexto, no en un mundo donde todo funcionaba a la perfección. Entonces el mundo no va a ser el mismo y tampoco está escrito ni definido cómo va a ser ese mundo. Ese mundo otro hay que construirlo y hay chances de que haya una Argentina y un mundo solidario más centrado en el ser humano, más democrático, más humanitario.
—¿Cual consideras que es el rol del intelectual en este momento?
—A mi juicio siempre hubo intenciones muy claras de sectores neoliberales de despreciar el pensamiento crítico o el rol de los intelectuales en el debate público. Pero creo que eso en Argentina tiene una historia distinta. Ya hace muchos años se le ha dado un lugar mayor o menor, con mayor o menor influencia. Ha habido debates intelectuales públicos que han tenido relevancia. Este libro viene a recoger personas con una presencia relevante del espacio público, apuesto a que haya la mayor porosidad y articulación entre las voces críticas del espacio público y la política.
—¿Creés eso que afirman algunos, que el «albertismo» empieza con la pandemia?
—A mi juicio no hay algo así como el albertismo, porque eso sería una corriente especifica. Alberto Fernández encabeza el gobierno del Frente de Todos y como ha sucedido en el peronismo en todos los momentos históricos, el peronismo y el campo popular son heterogéneos, son diversos. En algunos de esos momentos hubo dirigentes que generaron una síntesis de esa diversidad. Alberto Fernández no es una corriente más del Frente de Todos, es una síntesis de la diversidad del Frente de Todos.
—Pese a que no hay una posición uniforme, existe hoy un correlato entre lo que dicta el gobierno y lo que hace la mayor parte de la sociedad en relación a las medidas para contrarrestar la pandemia. ¿Pensás que este clima del presente es una marca para el futuro que se viene?
—Hay algo extraorinario que es que la sociedad se sorprendería a sí misma si le contaran que está cumpliendo con tanta responsabilidad todo lo que se está planteando como un trabajo colectivo, esfuerzo colectivo de cuidado. Los estereotipos, los mitos de la Argentina indican que nadie va a cumplir estas reglamentaciones, sin embargo, la sociedad puede cumplir las normativas. No sé si eso marca lo que viene después, eso marca una posibilidad que hay que buscar, construir un futuro en el cual las normativas y las características de la sociedad guarden una relación estrecha para promover esta idea principal de vivir en comunidad y cuidándonos mutuamente, dependemos del otro y tenemos que cuidar al otro, eso hace que tengamos que construir formas de la convivencia en la diversidad
—El territorio desde donde se intenta pensar el futuro y desde donde trabajás es el de la cultura, que tal vez sea uno de los más devastados en este contexto. ¿Cuáles son los desafíos culturales post pandemia?
—La cultura es un territorio muy extenso, esta golpeada en las dimensiones económicas porque el teatro vive de la gente y la gente no puede ir, y podemos seguir enumerando: la música a la vez vive más del vivo que de otros procesos, hay golpes muy fuertes que no son ajenos al económico. La cultura, la producción cultural de la Argentina en el sentido más amplio, la producción musical, de la plástica, literaria y artes escénicas, siempre acompaño de manera intensa los desafíos de la sociedad y los momentos. Uno puede establecer correlaciones entre literatura y su crítica a la dictadura militar, entre lo que se llamó nuevo cine argentino y la crítica al neoliberalismo. Más allá de esta dimensión económica que mencionábamos antes. El desafío ahora es la producción de sentidos sociales, de cómo se narra la pandemia y cómo se proyectan los futuros post pandemia.
—Hiciste en la Historia del peronismo una suerte de arqueología del pasado reciente, si tuvieras que hacer una arqueología de estos días, ¿dónde mirarías? ¿qué restos históricos te llaman la atención, cuáles rescatarías como signos de un mañana?
—Las producciones culturales argentinas ya están sensibilizadas en este sentido. Van del plano internacional a las decisiones políticas, hasta la vida más privada de las personas. Por ejemplo, los tabúes absurdos como pueden ser las cuestiones de la sexualidad plantean un montón de interrogantes, entre las zonas más íntimas y los dilemas personales, las mil y una historias que hemos escuchado de los problemas económicos, los problemas contractuales, de ver a los seres queridos, de parejas, de parejas separadas, la pandemia como evento múltiple que afecta toda la sociedad tiene mil y una historia que no sólo pueden ser narradas sino que van a serlo y nos van a permitir elaborar lo que nos pasa en estos días.