“Hace tiempo que no leo ni veo nada
porque me ofende que todo esté tan mal”
“Bancate ese defecto”, Charly García
Un podcast para no estar solo
Me siento en el parque. Saco los auriculares. Es casi mediodía. Casi no hay gente. Ni ruidos. Le doy play a La Canción sin Fin, el podcast de Sebastián Furman. Tres episodios, divididos en seis capítulos, sobre los tres primeros discos de Charly García: Yendo de la Cama al Living (1982), Clics Modernos (1983) y Piano Bar (1984). Un viaje hacia adentro, uno hacia afuera y la vuelta a la banda.
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Escucho los dos primeros episodios. Estoy frente a algo nuevo. Un producto que no había escuchado anteriormente. Tengo afición por las cosas raras, por esas cosas que no encajan en un nombre determinado. Creo que la nomenclatura que mejor le queda a esta producción es la de ensayo sonoro. Pero no el ensayo como una fase previa, sino más bien, como un amigo de la metáfora, un compañero de la intensidad poética. Eso que está entre la belleza y el horror. Estos dos primeros capítulos son una extensión, o mejor dicho, recuperan ese gesto que construyó García en ese primer álbum solista: es necesario cantar de nuevo una vez más.
A la noche, vuelvo a casa y escucho los dos siguientes. Este podcast no está hecho para salir a correr, ni tampoco para ir en colectivo. No es una voz para pasar el tiempo. Está hecho para escucharlo sentado en la cocina tomando mates o acostado en el silencio oscuro de un cuarto. Preferentemente con auriculares o un buen equipo de sonido. El autor mismo lo aclara, hay arreglos realizados en estos vinilos, la materia prima de estos episodios, que no pueden percibirse en el bullicio urbano. El formato tiene un pacto de escucha: no puede ser oído con tanta gente hablando a su alrededor.
A la mañana siguiente, desayuno café y tostadas con manteca con los dos últimos. Pienso en todo lo que está comprimido en esos años. En ese tiempo. Me propongo abrir una conversación vía WhatsApp con su creador e ir haciendo algunas anotaciones.
Un podcast para pensar el silencio
Audio 1: “El podcast responde a la primavera alfonsinista pero también habla sobre el año 82. Tanto Yendo de la cama al living como un poco Clics Modernos son discos que salen durante la dictadura. Clics Modernos sale en noviembre del año 83, faltaba un mes para la asunción de Alfonsín. No sé si en ese momento se respiraba la salida sino más bien era un momento de transición.”
Los años de los que habla Sebastián Furman en el audio, en los que Charly da sus primeros pasos como solista, son esos años indecibles. Los que traen consigo el trauma de la derrota. A esa época, a esa ni democracia, ni dictadura, García le entró por la estética.
Charly tuvo que dejar de ser el artista revolucionario porque la revolución había perdido. A través de su música, entendió y pintó en sí mismo eso que le pasaba a toda una generación: los militares habían ganado. Ahora sólo quedaban la democracia y el rock, es decir, vivir entre los muertos.
Audio 2: “Charly cambia su estilo en cada uno de sus discos. Primero algo más progresivo, sinfónico, con resabios de lo que fue Serú Girán. En Clics Modernos se ve algo más bailable, más new wave. Y en Piano Bar es la vuelta a la banda, más desprolijo. Hay tres caras diferentes de él como artista.”
García, en esos años, decide dejar atrás el pasado. Reinventarse. Cambia para captar la sensibilidad del presente. Pienso en Fogwill cuando dijo: “Los vencedores callan, los perdedores piensan, narran”. Axioma poético y a la vez político. Esos tres discos de Charly son un invento de la post-dictadura. No de los militares. Charly no es un invento de los militares. Es un efecto de la dictadura. Su carrera solista nace, existe y persiste en ese espacio. Democracia y post-dictadura no son lo mismo. Porque el prefijo post, refiere a eso que dice Silvia Schwarzböck: la necesidad de reconstruir al viejo enemigo con las reglas de una nueva ficción.
Un podcast para aprender a escuchar
Audio 3: “Charly trajo sonidos de Nueva York. Él ya tenía la TR 808 Roland pero la había inspeccionado poco. En ese viaje incursiona de lleno con esa máquina. Las baterías de Clics Modernos son casi todas electrónicas. Después viene el CP70, un piano de Yamaha, le sacó mucho jugo. Fito lo usó bastante también. Era un piano muy útil. Llevar un piano acústico a un recital de rock era complicado, este era eléctrico y mucho más fácil de mezclar con los otros instrumentos. Después trajo sintetizadores. Él se fue a buscar instrumentos a Estados Unidos. Consiguió algo nuevo. Lo sampleó a James Brown, con los primeros samplers que había, en ese momento, eso solo se conseguía allá”.
Simon Reynolds estaba obsesionado por las introducciones tecnológicas y los cambios que estas hicieron en la música. En Después del rock, utiliza el concepto de paisaje sonoro para hablar sobre algunas de las revoluciones inconclusas que se gestaron al principio de los años 80, es decir, los años en los que Charly García viaja a Estados Unidos para importar una nueva forma de hacer música.
Reynolds habla del sampler como un fenómeno. Y el sampleado como una técnica. El sonido se transforma en información digital. El sampler como una máquina fantasmagórica de citas. Generadora de un campo infinito de posibilidades y combinaciones. Charly viajó y trajo eso a nuestro país. Una máquina de citas. Esa es la marca característica de la época que Charly funda y Furman disecciona. Charly crea un antes y un después en la música de nuestro país con una nueva forma de generar sonidos.
Es llamativo, porque este podcast, sin el sample (el recorte), sin la posibilidad de recortar un pedacito de la música de otro y repetirlo hasta el infinito, no tendría sentido, ni gracia. Gracias a Charly García, existe esta técnica, que después de cuarenta años, se sigue usando, en otros formatos, como lo puede ser este podcast.
Un podcast para no ver una serie
Audio 4: “Me gusta hablar de la música de los artistas, no tanto de la vida de las personas. Intenté hacer eso en el podcast, ir más allá de lo farandulero. No me interesaba decir que Charly era un loco que se tiró de un noveno piso. Quise hablar de su laburo, que es más profundo y también más interesante. El formato podcast me parecía el adecuado. Primero porque no hay imagen. No es un vídeo de YouTube. No hay distracción visual. Y creo que es muy importante eso a la hora de escuchar música. Al podcast lo pensé como un disco en realidad. Traté de cuidar bien todos los ingredientes sonoros. Hacer un collage.”
La Canción sin Fin es una mediación, un fenómeno explicativo. En momentos donde la existencia se transformó en Netflix, donde se prioriza el contenido por sobre la forma, y la mayoría de las producciones van hacia lo sentimental, lo anecdótico, la biopic. La pic de la bio. La foto, es decir, la muerte, la captura del tiempo, de la bio, de la vida. Biopic: muerte en vida. Furman logra hacer y gestar otra cosa. Hace de su podcast un catalizador, una curaduría de detalles del arte de un artista. Va más allá de la figura, se pregunta por el fondo.
Un podcast para salir a tocar
Reciclar es un gesto de supervivencia. La catástrofe de estos tiempos es ecológica y a la vez cultural. Si el futuro nada trae. Y el presente nada propone. Qué mejor que recuperar cosas del pasado. Furman hace un trabajo de arqueología archivística y profanación. Pero esto no hace de Charly un museo, sino que más bien revitaliza su obra. Gracias a no enfocarse en el autor y no utilizar la lógica copypaste, ni hacer wikipedismo de escritorio, tampoco inflama la escucha. Por eso, esta producción, se permite ir más allá de ella, y aterrizar, en unos días, en un escenario rosarino.
Audio 5: “Estos temas son muy divertidos de tocar en vivo. Es un desafío porque tocamos los tres discos. Y son tres obras con distintos colores y técnicas. Hay cosas que se pueden explicar en vivo de una forma interactiva, un poco más interesantes que en el podcast. En vivo es otra cosa, una ceremonia teatral. Es una manera de que la música los atraviese de un modo real, concreto y activo. Cantando o haciendo palmas en algunos ritmos específicos. Siempre estamos explicando algo. El show no es lo mismo que el podcast, se tocan las canciones enteras en el orden del disco. Hay intervenciones entre cada canción para contar lo que se hace. O mostramos algo que va a venir. Las líneas de bajo, el sonido de un sintetizador, afinamos la oreja de quien nos escucha”.