Ya están en circulación los libros ganadores de su segundo Concurso Regional de Nouvelle: #, de Julián Bejarano, Popit, de Juanjo Conti, y Sabor, sabor, de Álvaro Quaglia. Se pueden conseguir en EMR Librería municipal (Pte. Roca 731) y también en librerías locales y del resto del país. Malena Rey, una de las jurados presentará el sábado 7 de septiembre a las 18 en la Sala 1A de la Feria del Libro de Rosario en el CC Roberto Fontanarrosa.
Las obras que compartieron el primer premio fueron seleccionadas por un jurado que además integraron Soledad Urquía y Juan José Becerra de un total de 219 postulantes provenientes de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones y de Paraguay.
Cotidiano y escritura
“Quería –dijo Julián Bejarano cuando se le preguntó por la relación entre su novela y la cotidianeidad del lugar en que vive– que quede Paraná. Las calles. Mi laburo en la farmacia. Mis amigos poetas. La terapia. Cuando voy al gimnasio. Las mujeres. Hay fragmentos de citas de series, de videos de Youtube, entrevistas, desgrabaciones de audios de Whatsapp. Hay medio de todo. En fin, la vida.”
Juanjo Conti resumió esa relación entre su texto y su cotidiano de otro modo: “La novela transcurre, en mi imaginación, en la ciudad de Santa Fe, pero la realidad es que la ciudad no se nombra en el texto. La novela incluye muchas imágenes (más que cualquier otro texto que haya escrito). En su mayoría son representaciones gráficas del juguete de silicona popit con distintas configuraciones (distintas burbujas apretadas o no). Para generar las imágenes que terminaron en la novela me compré un popit, lo fotografié y procesé esas imágenes digitalmente. Es gracioso porque es algo que también hacen los personajes en un momento de la novela.”
“Relaciones entre el texto y la cotidianeidad –dijo Álvaro Quaglia– hay muchas. La voz del narrador, sus intereses, el recorrido que hace, son propios de un chico de cualquier barrio santafesino. También, la novela tiene como hilo conductor a la cumbia que, en Santa Fe, es mucho más que folclore. Pero, además, la historia transcurre mayormente en los barrios del suroeste de la ciudad de Santa Fe, que es el lugar donde crecí. Muchas de las circunstancias y las imágenes del texto provienen incluso de experiencias propias o de personas muy cercanas. Creo que, en este caso, la relación entre el escrito y la cotidianeidad no solo está vinculada al lugar, sino también a una época. A esa época del barrio (post inundación [2003]) y particularmente a esa época de la cumbia santafesina.”
El concurso
“Yo soy poeta –dijo Bejarano cuando se le consultó si ya había escrito todo o parte de su texto cuando se enteró del concurso–. Me metí en terreno enemigo que es la prosa. Yo tenía cuatro páginas que había escrito de manera automática. Me había separado de una relación larguísima y estaba medio depre. Sin rumbo. Y a mí siempre me ordena el lenguaje. Me divierte escribir, me hace muy bien soltar la mano y seguir adelante. Había leído un libro de Gertrude Stein que se llama Poesía Anti Patriarcal. Dentro de ese libro hay dos novelitas o textos muy cortos, uno es Miss Furr and Miss Skeene y el otro es Poesía Patriarcal, del año 1927. Son textos experimentales. Tienen mucha repetición, juegos lúdicos del lenguaje, en inglés suenan increíbles. Cuando leo algo que me emociona mucho lo tengo que copiar o robar. Después igual sale algo nada que ver, obvio, no es plagio lo que hago, ponele. Pero el texto se me mete tan adentro del cuerpo que no tengo otra manera de sacármelo de encima que escribiendo. Como una resaca al otro día de una noche agradable. Escribir es pagar por esa felicidad que a uno le despierta la buena literatura.
Y agregó: “Escribí la nouvelle en un celular, un Samsung S23FE (así se llamaba el seudónimo que presenté al certamen) que me había comprado. Y la terminé en cinco o seis días, ponele. Antes de la asunción del quetejedi y unos días después la retoqué. Fue raro el proceso porque la iba escribiendo mientras vivía. Como que dejaba asentado todo lo que me iba pasando. No es que yo me senté en un escritorio y miraba por la ventana mientras escribía. La escribí en movimiento. Cabe aclarar que la nouvelle termina con el límite mínimo de extensión del concurso. Era la meta. Quería como que quede ese momento histórico para el país de fondo. Una escritura no de sentado y cómodo, sino todo lo contrario.”
“Terminé el primer borrador de mi novela Popit –recordó Conti– a finales de abril de 2023 y creo que en mayo se anunció el concurso. Así que me pasé el resto del año corrigiendo, ajustando, puliendo. Pero en estructura no cambió mucho del borrador original.”
Álvaro Quaglia contó: “Me presenté en el concurso por iniciativa de mi profesora de taller, Mercedes Bisordi. Allá por el mes de abril, llevé al taller el principio de la novela y una idea general de lo que quería trabajar con el tema. Fui avanzando y en cada encuentro hacíamos correcciones. Después surgió la idea del concurso. Mercedes me dijo que podía apuntar a presentarme como para ponerme una fecha de finalización y también darle un encuadre a la estructura, teniendo en cuenta las bases. Ella conocía el concurso y a algunos autores ganadores de otras ediciones. Además, tenía en su biblioteca algunos ejemplares. De ahí pude leer Tambor de arranque, de Francisco Bitar. Ya para septiembre la novela estaba terminada, pero sabiendo que iba a presentarme al concurso me di tiempo para seguir limando detalles hasta último momento. En realidad, la idea del concurso para mí era eso, un punto final al texto, una forma de cierre. Ni en el más optimista de los escenarios estaba la posibilidad de ser uno de los ganadores.”