“Leer es siempre un traslado, un viaje, un irse para encontrarse. Leer, aun siendo un acto comúnmente sedentario, nos vuelve a nuestra condición de nómadas”. 
Irene Vallejo. El infinito en un junco.

 

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Libros como casas

La autora de este texto recorre y escribe sobre "La escuela de la noche", de Pauline Fondevila, que se puede visitar hasta el 25 de noviembre en la Galería Diego Obligado

Mapeo de lecturas. De lo íntimo a lo colectivo, de Belén Campero y Pau Turina, (editado por Mal de Archivo), se presenta más que como un libro como un cuaderno para hacer registro de lecturas, para acopiar los recorridos literarios y para hacer circular la palabra. Las creadoras convidan a través de él a que cada quién descubra su propio recorrido como lector y lectora y en todo caso lo comparta. 

El libro combina la reflexión intercalada con citas de escritores y escritoras que las dos admiran mucho. Hay sugerencias, recomendaciones y también algunos disparadores que sirven para apuntar lo personal de este viaje. Está dividido en partes que permiten hacer un puente de comunicación entre lecturas pasadas, presentes-situadas y aquellas que se plantean para un futuro próximo.

Al mismo tiempo el libro-cuaderno propone  el  pasaje de la lectura como acto íntimo hacia un ritual colectivo. En sus páginas resuena el eco de las historias que nos contaron en la infancia junto a las voces que trajeron a nuestras vidas esos relatos y también la piel de quienes pusieron el cuerpo a esas narraciones que nos acunaron. 

El libro se cocinó al fuego de lo compartido, tanto en la amistad como en las charlas y las lecturas. Los años que Belén y Pau compartieron al frente de talleres dedicados a la lectura y la escritura y las conversaciones apasionadas que tramaron entre las dos en torno a los libros hicieron lo suyo.

Mapeo surge del corazón de la lectura que nos da amigxs, compinches, compañerxs de aventuras, como Pau y todas las personas que comparten los talleres y forman parte de nuestras vidas. Surge del corazón de la lectura que es la conversación, que habilita la escucha, que nos permite cambiar nuestro punto de vista y la forma en que vemos el mundo. Y de ese tiempo especial y detenido, fuera del bullicio de la productividad, en la mesa de un café, rodeadas de plantas y comiendo budín de zanahorias”, cuenta Belén Campero, docente, tallerista, investigadora dedicada al cruce entre filosofía, literatura y vida cotidiana. 

El libro se detiene en ese gesto que va de lo singular a lo plural, del mundo propio al universo compartido con otros y otras. Aquello que leemos en voz alta, lo que leemos en soledad pero comentamos después, el libro leído, el libro prestado, el libro marcado, el libro recomendado, ya sea de boca en boca o en nuestras redes sociales. Y también ese que elegimos para obsequiar. 

“Queríamos transmitir esa pasión por la lectura a otras personas y queríamos hacerlo de una manera que permitiera un recorrido no impuesto, sino desde una mirada más filosófica, con preguntas habilitantes a reflexionar sobre cuestiones que muchas veces tenemos totalmente naturalizadas”, cuenta Pau Turina, comunicadora, periodista y tallerista. 

 

—No es un libro convencional. Tiene algo de libro objeto, pero también es un cuaderno para intervenir. Tiene algo de bitácora o diario de viaje. ¿Cómo se llega y de donde se parte? ¿Qué tipo de itinerario se sugiere? 

P: Como todo viaje hay un punto de partida y como en la vida, comienza con la infancia. Por eso pensamos en cuatro ejes y justamente el primero es pensar qué nos leyeron por primera vez y quién fue esa persona, porque seguramente tiene mucho que ver con que hoy seas lector o lectora. Pero de todos modos, siempre decimos, que no queremos ser limitantes, el cuaderno puede abrirse en cualquier página y creo que en cualquiera de ellas, habilita una reflexión. Porque también es cierto que depende del momento en el que estamos, del día, hay preguntas que resuenan más que otras. Cómo es nuestro presente como lectoras pero también acerca de nuestras futuras lecturas y sobre cuáles o de qué modo queremos compartirlas con otras personas. Carlos Skliar tiene un concepto que me encanta que es sobre la improductividad del acto de leer. En el buen sentido, en romper con qué tiene que servir para algo. Creo que con Bel pensamos este cuaderno para crear también una excusa para detenernos, para bajarnos de la vorágine. De manera sensible quiénes somos también en relación a los libros.

B: Mapeo es un libro que guarda un cuaderno, que guarda un diario, que cuenta una historia que guarda muchos relatos y maneras diferentes de experimentar la lectura. Si tuviera que incluirlo en una categoría, diría que es un libro-compañía. Desde el inicio, nosotras tuvimos en claro que no queríamos condicionar a lxs lectores, que queríamos que el libro fuera una experiencia única para cada persona que llegara a él. Las citas, los rescates de autoras, las preguntas y las actividades son destellos posibles de una nueva relación con el libro. Propone un viaje infinito, me gusta mucho una idea de mapa que plantea Chantal Maillard, ella dice que “pueden existir muchos mapas, cada uno con su peculiar mensaje cifrado y su propuesta de viaje. Se supone que el mapa no es el tesoro, que quien encuentra el mapa sólo tiene en sus manos el instrumento y la posibilidad del viaje, nunca su objetivo. Sin embargo –esto casi nunca lo sabe quien lo busca– el tesoro no existe más allá del viaje, por lo que nunca podrá ser hallado fuera de él. El tesoro, al fin y al cabo, es el proceso de desciframiento, es el viaje.” En ese sentido, Mapeo también es un tesoro. 

—El nombre parece decirnos “esto es un mapeo pero no es un mapa”. ¿Es así? ¿Cómo lo pensaron?

P: Pensamos en la palabra mapeo porque justamente no es un mapa que sugiere un solo camino para llegar a un lugar. Mapeo de lectura no sugiere un final o una meta a donde llegar. Por eso tampoco está vinculado a una agenda, si querés ir llenándolo de reflexiones durante años podés hacerlo. Nosotras lo pensamos como un cuaderno pero es cierto que otras personas lo ven como un libro más allá de que puedan escribirlo, por alguna información que ofrece o por las citas que lo recorre desde la primera página. Un cuaderno o un libro, con Bel decimos que realmente es lo que cada persona quiere que sea. 

B: Invita a poner mano y corazón. Paula Bombara dice que leer es cuestión de pasión y que para motivar a otrxs a leer hay que transmitir las emociones que provoca un libro. Buscamos contagiar el gusto por la lectura y generar desde ahí un tema de conversación, con unx mismx y con otrxs. No es un mapa sino una experiencia que va de lo íntimo a lo colectivo o que viene de lo colectivo para situarse en lo más profundo de la intimidad, que nos invita a escribir, a tachar, a borrar, a marcar, a volver al libro, a la frase, a la foto, al souvenir que trajimos de un viaje, al cajón del escritorio, a la caja que guardamos en el placard o a lo que sea que vivenciemos como literatura.

—Las personas se dividen en aquellas que marcan, doblan, tachan, subrayan los libros y quienes no le hacen nada de eso. ¿De qué lado están? ¿Por qué? Este claramente es un libro para hacerle de todo.

P: ¡Sí! Yo confieso que a los libros solo los marco con lápiz. Hay algo de la birome y ni hablar del marcador que me parece un poco definitivo. Pero de todos modos, como decía antes, Mapeo es distinto porque es cuaderno, y a los cuadernos sí los marco, le pongo colores, incluso se pueden pegar stickers, poner sellitos, lo que cada persona quiera. Y aunque solo use lápiz para marcar los libros, me parece que cada lector o lectora puede hacer con el libro lo que le haga más feliz.

B: Yo era de las que no marcaban más que con postit, papeles, flores o señaladores, incluso, algunos libros de Filosofía los tengo duplicados, uno marcado y otro impoluto. Creía que saber marcar los libros era una virtud que no tenía, pero Mapeo me cambió. Me regalaron una cajita con marcadores y ahora sí, tengo libros marcados. 

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Sobre el autor:

Acerca de Virginia Giacosa

Periodista y Comunicadora Social

Nació en Rosario. Es Comunicadora Social por la Universidad Nacional de Rosario. Trabajó en el diario El Ciudadano, en el semanario Notiexpress y en el diario digital Rosario3.com. Colaboró en Cruz del Sur, Crítica de Santa Fe y el suplemento de cultura del diario La Capital. Los viernes co-conduce Juana en el Arco (de 20 a 21 en Radio Universidad 103.3). Como productora audiovisual trabajó en cine, televisión y en el ciclo Color Natal de Señal Santa Fe. Cree que todos deberíamos ser feministas. De lo que hace, dice que lo que mejor le sale es conectar a unas personas con otras.

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