En estos días, cuando se define un destino incierto para el país, desde Revista Rea invitamos a pensar y  escribir unas líneas para una nota coral. La pregunta es: ¿Cómo imaginás tu trabajo en un país gobernado por Milei?

 

Te puede interesar:

Blanca libertad

¿Puede separarse el legado de la libertad de su historia de racismo y dominación en Occidente? El concepto moderno nació junto con el tráfico de esclavos, dice un historiador en esta entrevista.

“No inventes lo que no quieras que exista”

por Lila Siegrist

Prefiero pensar que nos encontramos en un impasse de proyección.

La situación actual ha despertado ansiedad, desolación, espanto y terror. No es un momento en que pueda generar escenarios prospectivos de ningún tipo.

Esta dificultad es un síntoma de época, situada en la falta de horizontes de sentidos.

Hay un verso de Silvina Ocampo, la más mentalista y vidente de todas, que dice más o menos así: “No inventes lo que no quieras que exista”, es del poema “Epigramas”. Entonces, alerta, no imaginar ni formular nada vinculado al país Sinlei.

Trabajar para que no llegue.

Si confío en que, en los pocos días que quedan para el balotaje y una vez superada esta incertidumbre, podamos volver a desear y a pensar en un plan que esté bueno para nuestras comunidades culturales.

 

La gestión cultural borrada

por Pablo Montini*

El consenso que ha generado la extrema derecha en la sociedad argentina, sin dudas borrará la gestión cultural del Estado, porque también a eso ha vendido, menguando nuestro campo de acción. No solo se destruirá la institucionalidad, sino también ante la violencia generada, se perderá la libre expresión. Esta situación, pone en evidencia que, en los últimos años en la mayoría de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales del país, salvo honrosas excepciones, preponderó la falta de planificación cultural, escasos presupuestos y ausencia de idoneidad y profesionalismo del personal político encargado de gestionar la cultura. No hubo políticas culturales sostenidas en el tiempo en las que se promueva una mayor democratización de la sociedad y se fomente el pensamiento crítico. No hubo inversión en infraestructura de las instituciones culturales. Los únicos avances, como la aplicación de tarifarios y los cupos, se produjo gracias a las movilizaciones comunitarias, que se tradujeron en la ampliación del campo cultural dando cuenta de las demandas sociales del presente. La existencia de una derecha que reivindica el genocidio, que exalta al neoliberalismo no solo se debe a la crisis económica y a la crisis de representación política sino también a la ausencia de planificación cultural de nuestros Estados democráticos. Los agentes del campo culturales, debemos estar siempre movilizados para la ampliación de derechos, entre los cuales los culturales son de manifiesta importancia, para combatir la desigualdad social y frenar al fascismo.

* Profesor de Enseñanza Media y Superior en Historia (UNR). Director e investigador del Museo
Histórico Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc”. Profesor titular de Historia del Arte en la
Escuela Superior de Museología de Rosario. Forma parte de diversos proyectos de investigación (UNR) (UNSAM), ha publicado textos sobre coleccionismo y museos de Rosario en libros y revistas especializadas en historia del arte. Es miembro del CAIA, coordinador de Anales del Museo Histórico Provincial y coeditor de Anuario. Registro deacciones artísticas, Rosario. (De Academia.edu).

 

Me resisto

por Beatriz Vignoli

Me resisto a imaginarlo.
#Ganamassa #Ganamassa

 

Periodismo y sentido común

por Osvaldo Aguirre

Ayer Martín Becerra publicó esto en X: “Los tiempos que vienen serán los más duros desde 1983 para el periodismo y para los medios de comunicación en la Argentina aunque Milei pierda, porque la dirigencia que lo rodea (no sólo de LLA) consiente y festeja la violencia incluso contra quienes hacen preguntas”. Me parece una perfecta síntesis no de lo que nos espera sino del presente y de cómo puede evolucionar el estado de las cosas en función del resultado de balotaje.

La ultraderecha impone sus temas y lleva a defender lo que parecía fuera de discusión. El periodismo cumple un rol fundamental en la construcción de este nuevo sentido común. Milei identificó a Fantino y Mauro Viale como “padres de la criatura”. Milei además no es el creador de ese sentido común sino que aprovecha su decantación actual.

El periodismo contribuye a la creación de ese sentido común y a la legitimación de la ultraderecha. La nota lamentable de Rosario 3 sobre Victoria Villarruel como simpatizante de Rosario Central me parece ejemplar al respecto. Me hizo recordar a las notas de la revista Gente sobre Videla y su esposa Alicia Hartridge. Qué simpático, ¿no? Villarruel tiene rostro humano, es hincha de Central, qué grande Rosario, mirá Villarruel posa con la camiseta y sonríe…

No es tampoco un caso excepcional en el periodismo que vemos a diario (de hecho, creo que esa nota sobre Villarruel se publicó también en otros medios de Rosario). En el caso particular del periodismo rosarino prevalece además el sensacionalismo y un tratamiento de los hechos de inseguridad que habilita intervenciones fuertemente represivas.

Milei y la ultraderecha explotan recursos del panelismo televisivo y de la lógica de los medios: la descalificación del otro, la confrontación permanente y en particular la imposición a través del grito y del insulto. Como vimos en los debates, la ultraderecha no desarrolla discursos: argumenta en base a golpes de efecto y consignas. “El que las hace las paga”, por ejemplo; con eso parece estar todo dicho. Uno se asombra y se espanta por el nivel de brutalidad que se maneja, pero no creo que sea para subestimarlo en tanto estrategia de comunicación. De hecho, La Libertad Avanza domina la discusión pública desde las primarias y lo seguirá haciendo más allá del resultado del balotaje. Creo que el trabajo del periodismo pasa por desmontar esas operaciones, por proponer argumentos y no bajadas de línea que sean eficaces para rebatir las falacias de la ultraderecha y el macrismo.

 

Romper el lazo entre trabajadores, gremios y estado

por Florencia Bottazzi

En estas elecciones la contienda es más ideológica que en otras oportunidades. De hecho es sobre todo ideológica. Hay una disputa en el plano de las ideas, un tanto inédita. No se trata del clásico derecha vs. izquierda, sino de una derecha radical vs. el resto del arco político que decide sostener los acuerdos básicos de la democracia. En ello, el mundo del trabajo es una de las arenas más sensibles. La conquista por los derechos laborales en nuestro país responde a una historia de luchas y movilizaciones. Esos derechos, además de formar parte de las obligaciones del Estado, son una referencia en la identidad colectiva, y la agenda de la LLA incluye un recorte ahí mismo, porque es el corazón de todo lo demás. Se trata de una ofensiva evidente hacia la carta de identidad de nuestro pueblo. Su propuesta programática es concreta: quita de indemnizaciones, criminalización de la protesta, señalamiento de la actividad sindical como “extorsiva”, entre otros. En definitiva, pretende romper el pacto histórico del trabajo, eliminando prácticamente a las tres entidades que lo forman: a las y los trabajadores en sus derechos y garantías, a los gremios como sujetos colectivos y al Estado como regulador social. Entonces el mundo del trabajo que viene, si ese es el escenario, sería mucho más hostil que el actual. Que de por sí es doloroso, porque sabemos todo y todxs lo que nos falta. Pero lo que se pone en juego es nuestra capacidad de agenciamiento y de movilización, que básicamente, es con lo único que contamos las y los trabajadores como fuerza de incidencia. De hecho sin esas herramientas mi historia, como la de tantas y tantos, no hubiera sido la misma.

 

Las sonrisas perdidas

por Valeria Brusco**

Mi trabajo, si ganara Milei, sería triste, pero yo no sería la más afectada. Doy clases de Ciencia Política y Sociología en la UNC (Córdoba) y estudio, desde 2021, el crecimiento de una identidad quizás post partidaria que fue canalizada por un líder activador, como (Javier) Milei. Podría no ganar Milei y esa identidad en construcción seguiría ahí, quizás con otro/as líderes activándola, desarrollándola. De ganar Milei, ¿sería un gobierno como ha prometido él, en contra de la casta? Esa sería una conducción neoliberal y extrema con pocos/as considerándose puro/as, limpios, ajenos a la casta. Sus votantes son individuales, no son un “pueblo”. Él niega que haya algo más que individuos agregados, no tal cosa llamada “sociedad”, decía (Margaret) Thatcher. Así hemos pensado la caracterización de la derecha neoliberal de Milei en comparación con otras derechas extremas en la región, con Marcelo Nazareno.***

Por otro lado, seguirían ahí los enemigos (¿adversarios?), la casta. Y los puros en el gobierno deberían poder hablar con la casta, pedir por leyes, o quizás solo la negarían y tratarían de evadir esos procedimientos.

También podría suceder que el único por ahora (salvo Pinochet y Fujimori antes) neoliberal de extrema derecha necesitara adaptarse y pasar a ser un populista de extrema derecha en la necesidad de afirmarse en un pueblo, un grupo, un sector a quién hablarle, a quién dirigirle políticas y con quién contar para seguir en el poder. ¿Serían ellos/as la clase media, religiosa y conservadora? ¿Cómo urdir un significante vacío que sirva para una apelación? Tengo que preguntarle a Chantal Mouffe sobre ésto.

Mi trabajo vería seguramente estas sacudidas, ya hay por supuesto estudiantes que militan la candidatura de Milei y que sostienen que la universidad adoctrina, que ellos/as quedan fuera de las ideas que se sostienen como justicia, equidad, democracia. Se instalaría un nuevo diálogo. Y no creo que negativo.

Si hay apasionados/as, buscadores y están dispuestos a la conversación, le pongo fichas.

El financiamiento a las universidades públicas se afectaría. En nuestro caso en Sociales UNC creamos la facultad en 2015 y luego el gobierno de Mauricio Macri no mandó los recursos necesarios. Desde que empezaron las carreras de Sociología y Ciencias Políticas, tan anheladas, no cobramos salarios por las clases que damos. “Carga anexa” a nuestra anterior materia se llama la precaria manera. Es decir, sí sabemos lo que es no apoyar la universidad pública. ¿Será peor inclusive?

Pero incluso si eso se diera, yo tengo un trabajo y la obra social me protege para que no pierda las muelas.

Si los recortes para llegar al anunciado superávit fiscal van por jubilaciones y prestaciones sociales, habrá quienes estarán desprotegidos/as por completo. Si de verdad siguen el camino reaccionario de la negación de la educación sexual y la ILE, los únicos lugares de auxilio, en las escuelas y centros de salud para –sobre todo– mujeres y niños/as de barrios pobres, ¿con qué se suplantará?

Ni hablar que si hacen una dolarización y los ya caídos salarios se van a cuatro, ocho o diez veces menos que los de hoy, eso generará malestar creciente y movimiento en la calle. ¿Se atenderán tales demandas o se las suprimirá con el “orden” policial?

Mi trabajo puede cambiar pero sobre todo como reflejo de problemas graves de personas que no tienen lo que yo. 

Los memes son un terreno que estaba conociendo con lo que aspiraba de Mariana Moyano, en su brillante Anaconda con Memoria. Apenas los estoy entendiendo. Pero el debate me quedó con ese de los perros, uno grandote y amenazante y otro chiquito. No lo encuentro ahora y no sé si es fiel mi recuerdo pero creo que el grandote decía algo como; “Soy un león que se rige por la libertad”, o algo así y el otro decía: “¿Pueden dejar de toser por favor?”

Para finalizar, hay un video de un cordobés de barrio, laburante él y su familia a la mesa. 

Me hizo reír primero y luego me hizo pensar. ¿Queremos que siga lo que tenemos? ¿Celebramos que haya mucha gente con algunos dientes perdidos? Ese señor podría preferir una situación donde él y su familia puedan estar mejor, y no parece que el statu quo le haya ofrecido eso. Me acuerdo que (Michelle) Bachelet en Chile desarrolló un programa que devolvía las sonrisas a las mujeres (no sé si era solo para mujeres). Qué se yo. 

** Docente e investigadora de la Universidad Católica de Córdoba y de la Universidad Nacional de Córdoba. Desde las cátedras de Metodología Cuantitativa, Teoría Política y Sociología de las Organizaciones, participa de debates académicos sobre partidos políticos, democracia y medios de comunicación, organizaciones de la cultura y organizaciones políticas. Promovió articulaciones para incidir en agendas de reforma política (producto de las cuales fue adoptada la boleta única electoral en su provincia), asesorado a funcionarios municipales y participado en las discusiones de la formulación de la ley de servicios de comunicación audiovisual. Junto con colegas de Argentina y de EEUU, publicó Brokers, Voters and Clientelism, en el que se trata, entre otros temas, la distribución de los recursos y las dinámicas políticas asociadas a los liderazgos territoriales durante los años 90.
*** Derecha radical ¿Cuál subjetividad? Qué piensan, qué quieren y qué sienten quienes votan-adhieren a Javier Milei en la Argentina post pandemia, en coautoría con Marcelo Nazareno, en Sentidos en disputa. Estado, política y subjetividades en la pandemia. Editores Alzina, P, Castro N; Fretes L; Monasterio J. Unidad de Publicaciones del Departamento de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Quilmes. Bernal (en prensa).

 

La propia sensación de vacío del candidato

por Marina Filippa:

Como asalariada del sector privado sin casa propia y formándome en la universidad pública, da vértigo un futuro con Milei.

No se puede trabajar en un país en el que la clase dirigente se maneje bajo el grito de “Sálvese quien pueda”. Porque los que pueden son muy pocos. Pueden entre comillas, porque el estrés de estar siempre pensando cómo mantenerse a flote en una dinámica de tiburones, de competencia rapaz, enloquece. Ésa es la propuesta ultraliberal. 

LLA quiere administrar la Argentina aferrándose a un par de formulitas económicas idealizadas, muy criticadas por los expertos mundiales en desarrollo sostenible, y plantan sus propuestas desde equívocos, como esto de “Ante cada necesidad nace un derecho. Pero las necesidades son infinitas y los derechos cuestan plata”. Las necesidades de una población de un país no son infinitas. Infinitos son los deseos, los anhelos egoístas. Y éso es algo muy diferente que tiene que ver más bien con la propia sensación de vacío en la que quizás Milei, más que nadie, tiene que trabajar antes de asumir roles de liderazgo.

 

La producción de conocimiento bajo la motosierra

por Sebastián Godoy

¿Cómo imagino mi trabajo en un país gobernado por Milei? En el mejor de los casos, desvalorizado, condicionado y consagrado cierta subjetividad empresarial y acumulativa que de todas maneras ya nos habita. En el peor de los casos, inexistente. Buena parte de ese trabajo, hoy en peligro, consiste en caracterizar procesos sociales. Permítanme hacer un réquiem a ese trabajo, por las dudas, dedicándole un párrafo a esta coyuntura.

Hablar de un posible gobierno de Milei implica meterse en un terreno complejo y que excede la perspectiva de futuro de la propia manutención de quien escribe. Representa un escenario desapacible para unos, revanchista para otros. Para muchos también aparece como algo distinto a su padecimiento actual y, por ello, preferible al presente. Sobre todo, se manifiesta como la perspectiva incierta de un mundo que no termina de nacer, tres debates y tres elecciones después. Una lectura energética de la psiquis propia y social desaconsejaría sprints muy esforzados: siempre falta todavía más. Por su parte, la propuesta de una libertad en clave negativa (ausencia de impedimentos) se suma al llamado a universalizar las transacciones económicas como la única interacción humana “moral” y, por ello, deseable. En ese sentido, tal operación de desbroce postula como obstáculos a todas aquellas interacciones sociales no puramente orientadas por las leyes del mercado. Por limitados e imperfectos que sean, los balances ofrecidos por el mundo público al puro flujo del capital son postulados como aquello a clausurar.

Luego de este pequeño rodeo, por el que pido disculpas, va la consigna: Soy investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y docente de las carreras de Historia y Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (FHyA, UNR). Ambas instituciones son organismos públicos que trabajan con el conocimiento, tanto en las esferas de su concepción y producción como en las de su transmisión y difusión. En distintos momentos, de distintas formas y con distintas intensidades, el CONICET y las universidades nacionales constituyeron un blanco discursivo y propositivo de LLA. Mis espacios de trabajo están en peligro en una eventual gestión del espacio dirigido por Javier Gerardo Milei. Aunque en cierta medida están atravesados por el mercado (el conocimiento es poder, pero también es mercancía), conforman esos entramados interaccionales de lo público que tienen su norte en otra parte. Si mis representaciones de esas instituciones se vuelven más realistas, diría que al menos presentan una lógica compensatoria o contracíclica respecto de las puras leyes y flujos del capital.

Si la producción y difusión del conocimiento en clave pública es la broza o maleza de la podadora de Milei (lo siento, motosierra), ¿cómo las cortaría?

Antes de cerrar (CONICET) o arancelar/vouchear (universidades), lo primero esperable de ese eventual gobierno sería desfinanciar y recortar el presupuesto. Por un lado, si bien esas instituciones están protegidas por ley, una rápida mirada a los crípticos recibos de sueldo de los investigadores de CONICET y los docentes universitarios revela la precariedad de nuestros ingresos y su dependencia del Ejecutivo Nacional. Allí, magrísimos sueldos básicos se compensan con sumas agregadas por decreto. Por otro, un recorte presupuestario obligaría a las autoridades de cada instituto a realizar internamente el ajuste, generando malestares laborales e interaccionales que se añadirían a los perjuicios económicos. La verdad, como estrategia es eficiente. ¿Para qué cerrar lugares –y asumir esos costos– cuando se puede desincentivar a sus trabajadores a permanecer allí por medio de un ataque al salario? Fórmulas utilizadas en el pasado. Así que veo a mí trabajo minado por esas condiciones.

El qué de esa enseñanza y esa investigación, es otro cantar. Las ciencias sociales y las humanidades, a las que me dedico, estuvieron también bajo asedio mediático y amenaza de poda con motoguadaña. Un potencial gobierno de LLA se inclinaría en favor de las llamadas ciencias “duras” o exactas como las únicas a mantener CONICET y, encima, abiertas a la licitación de intereses privados. Lo mismo puede decirse de la universidad: mantener solamente las áreas de ella que sirvan a la producción de valor agregado o a la valorización del capital, claro está, privado. Ahí no me interesaría mucho intervenir. Provengo de la historia y dialogo con la sociología y la antropología. Investigo y enseño desde una disciplina mayormente idiográfica, no nomotética. No legislo sobre lo que estudio, es decir, no produzco leyes que le otorguen previsibilidad a lo estudiado. Lo mejor que puedo hacer es buscar conexiones, recurrencias y especificidades. Analizar e intentar comprender, más sintetizar en un paquete cerrado de explicaciones. Así estudiamos las sociedades y las culturas. En particular, me dedico al análisis de los vínculos entre cultura y ciudad a través de distintos contrapuntos entre políticas, diseños, prácticas y apropiaciones sociales del espacio urbano. No hay leyes en ello, sino intentos de encuentro y muchísimos episodios de desencuentro.

Investigar y enseñar en instituciones públicas constituyen las plataformas desde las que se pueden pensar los tiempos que nos acompañan hoy. Desde allí, puedo enunciar estas cuestiones, con estos o más detalles. Esperemos que pueda seguir siendo así. Milei, no.

 

Pulsión de muerte

por Morena García

Mi voz no se arroga representar a la mayoría de las travestis pero replica experiencias y son ecos de mis hermanas que generalmente no tienen acceso al trabajo formal. ¿Cambiaría algo si Milei gobernara el país? Sí, por supuesto. Porque tenemos leyes aprobadas gracias a gobiernos que tienen voluntad política y que permiten que nuestras compañeras y hermanas estén ingresando en ellos de a poco, tal vez necesitásemos que sea más rápido, pero en democracia estos marcos legislativos que nos consideran sujetas de derecho nos permiten poder contemplar esa posibilidad. En un gobierno que tiene que ver sólo con Milei sino con esta vieja ola neoliberalismo que me atrevería a llamar fascismo no sólo peligra el trabajo, sino que peligra la posibilidad de vida, frente a una pulsión de odio y de muerte. Si bien las travas estamos acostumbradas a que la muerte sea la moneda común, eso sería volver a menos 50 porque lo primero que se elimina no es el trabajo, lo que se trata de sostener es la normalidad, la familia promedio común rozando lo aria y nosotras en todo eso no entramos.

 

El desamparo

por Cecilia de Michele

Se me hace difícil siempre pensar en el futuro laboral, estamos muy acostumbradxs a surfear la incertidumbre, incluso desde posiciones relativamente estables como un empleo formal. La posibilidad de la consagración de Javier Milei como presidente profundiza la sensación de desamparo. Tengo varios trabajos y creo que ninguno sería igual con la eventual victoria libertaria. Todo sería más difícil.
Entiendo mi trabajo en el Estado como una herramienta desde la cual es posible aportar para mejorar la calidad de la vida en común a través de políticas públicas. Y hasta acá, y desde adentro, criticamos al Estado siempre esperando más de él, siempre queriendo más, queriendo que se haga mejor. En caso que Javier Milei sea elegido, cae la bandera del Estado de Bienestar y se levanta en su lugar la del malestar con el Estado, proponiendo la destrucción como solución.
¿Qué hacer? ¿Cómo construir desde lo público cuando la crítica al Estado redunda en su destrucción como aspiración utópica?.

 

Lo distopico y el devenir mujeres

por Virginia Giacosa

Lo presente distópico.

Lo monstruoso.

Lo siniestro cotidiano.

La destrucción total.

La explosión.

El estallido.

Los varones más enojados que nunca.

La vara de violencia más alta.

La persecución a lxs distintxs.

La revolución de los freaks.

La quema de las brujas.

La conquista de los cuerpos.

La extracción del paisaje.

El que se vayan todos y el algo habrán hecho de la mano como nunca.

El desamor.

La desigualdad.

El terror.

La desafectación.

El corazón del daño.

La ilusión efímera de la libertad individual.

La bandera del hágalo usted mismo” por sobre todas las cosas.

Gilead, las criadas, los cuerpos como incubadoras.

El medioevo en clave cripto.

El gesto pijudo de la motosierra.

Los dientes del león. La baba del león. Las sábanas del león.

La violación. La pedofilia. La tortura.

Las vidas descartadas.

La vida delivery.

La vida menos vivible.

Y nosotras, resistiendo.

Resistiendo y cuidando.

Haciendo comunidad y haciendo tribu.

¿Depende de nosotras? Depende de nosotras.

La vida pende. La democracia y el amor también.

No es volver mujeres ni mejores. Es devenir. Devenir mujeres y devenir feministas.

conectada
Sobre el autor:

Acerca de Revista REA

REA, como RAE, parece una sigla. Pero no lo es. Remite a lo real, aquello irreemplazable que necesita ser contado. En cambio, RAE (la academia que gobierna el uso de la lengua española) más que una realidad es una realeza. El recuerdo nominal de algo oficial y oficioso que guarda las apariencias para que la RAE no […]

Ver más